http://www.llegirencasdincendi.com/2010/06/psicosis-robert-bloch.html

Psicosis
Robert Bloch
Traducción: Ester Mendía Picazo
Editorial: La Factoría de Ideas
1ª edición, abril de 2010
192 páginas
Género: Terror / Thriller
ISBN: 9788498005622
En 1957, varios agentes de policía de Plainfield (Wisconsin) registraron la propiedad de Ed Gein, granjero al que habían detenido como presunto culpable de la desaparición de Bernice Worden, la dueña de la ferretería del pueblo. Poco podían imaginar que además de cientos de desperdicios, Ed Gein almacenaba toda clase de restos humanos: cabezas intactas, muebles forrados en piel, huesos, mandíbulas…. Su granja era un verdadero museo de los horrores. A partir de ese momento pasaría a ser conocido como el carnicero de Plainfield y considerado como uno de los más brutales asesinos en serie de los Estados Unidos de Norteamérica. En las escasas declaraciones que hizo, confesó haber profanado varias tumbas de personas conocidas para llevarse sus cadáveres a casa.
El caso de Gein pronto despertó un profundo interés, sobre todo por su desconcertante y compleja personalidad donde confluían varias perversiones distintas: fetichismo, travestismo, voyerismo, canibalismo y quizá necrofilia. Los psiquiatras consideraron que una de las causas del origen de su patología estaba en la relación que mantuvo con su madre, una mujer fanática que no consintió que ni él ni su hermano se relacionasen con nadie externo que pudiera pervertirlos. Cuando la madre murió, Gein, que sufría un fuerte complejo de Edipo, se obsesionó con la figura materna. Declaró también que “madre” le hablaba en las duermevelas, y tal vez por esa misma razón mantuvo su habitación intacta y perfectamente ordenada.
En 1959, el escritor de ciencia ficción y terror Robert Bloch (1917-1994) publicó una novela inspirada en el caso de Gein. Los derechos fueron adquiridos por un director británico que la llevaría a la gran pantalla un año más tarde, en 1960. Ese director se tomó muchas molestias para que el público no conociera el desenlace de la trama: compró todas las copias de la primera edición del libro, obligó a sus actores a firmar un contrato por el que se comprometían a no desvelar el final, realizó las grabaciones en un entorno cerrado y prohibió los pases previos del film. Ahora se cumplen cincuenta años de esa película, titulada Pshyco (que fue mal traducida al español como Psicosis), dirigida por Alfred Hitchcock: una de las grandes obras maestras del cine.
La editorial La Factoría de Ideas ha reeditado la novela homónima de Bloch. Quizá ustedes se hagan la pregunta que yo me hice antes de leer el libro: ¿merece la pena cuando uno ya sabe de qué va la historia? Y sobre todo: ¿qué puede ofrecernos cuando planea sobre ella la gigantesca sombra del mito cinematográfico? Pues permítanme que les diga que Psicosis es una pequeña joya literaria, un círculo perfecto y cerrado que leerán en un santiamén.
La historia tiene apenas la extensión de un cuento largo, con una prosa sencilla, sin ornamentos pero tremendamente efectiva, efectista y poderosa. Además de la atmósfera, los giros argumentales son desconcertantes, pero, destaca por encima de todo la capacidad de Bloch para mantener el suspense y dejarnos con la miel en los labios al final de cada capítulo. Consigue algo que muy pocas novelas logran con muchas más páginas o tramas más enrevesadas: mantener el suspense, mimarlo y hacer que crezca el interés del lector.
Particularmente interesante es también la forma en la que Bloch resuelve la interacción de Norman Bates con su madre, con una prosa en tercera persona, diálogos sagaces, y un estilo indirecto donde el narrador se funde con el protagonista y nos hace leer lo que piensa, cómo piensa y por qué lo piensa.

Denostada por la crítica literaria de su tiempo, la novela quedó dilapida con el estrellato de la película, y Hitchcock se quedó con todos los honores. Quizá Robert Bloch, que fue amigo y admirador de Lovecraft, tuvo una trayectoria literaria irregular durante toda su vida (a pesar de haber recibido los premios Hugo, Bram Stoker y el premio Mundial de Fantasía), en la que cultivó cuentos, relatos y guiones de radio, cine y televisión, y también varias novelas. Sin embargo, creo que esa variedad de oficios quedaron impresos de alguna manera en Psicosis, una novela cerrada sobre una historia aparentemente sencilla que les atrapará hasta el final.
Sergio G. Ros
Robert Bloch
Traducción: Ester Mendía Picazo
Editorial: La Factoría de Ideas
1ª edición, abril de 2010
192 páginas
Género: Terror / Thriller
ISBN: 9788498005622
En 1957, varios agentes de policía de Plainfield (Wisconsin) registraron la propiedad de Ed Gein, granjero al que habían detenido como presunto culpable de la desaparición de Bernice Worden, la dueña de la ferretería del pueblo. Poco podían imaginar que además de cientos de desperdicios, Ed Gein almacenaba toda clase de restos humanos: cabezas intactas, muebles forrados en piel, huesos, mandíbulas…. Su granja era un verdadero museo de los horrores. A partir de ese momento pasaría a ser conocido como el carnicero de Plainfield y considerado como uno de los más brutales asesinos en serie de los Estados Unidos de Norteamérica. En las escasas declaraciones que hizo, confesó haber profanado varias tumbas de personas conocidas para llevarse sus cadáveres a casa.
El caso de Gein pronto despertó un profundo interés, sobre todo por su desconcertante y compleja personalidad donde confluían varias perversiones distintas: fetichismo, travestismo, voyerismo, canibalismo y quizá necrofilia. Los psiquiatras consideraron que una de las causas del origen de su patología estaba en la relación que mantuvo con su madre, una mujer fanática que no consintió que ni él ni su hermano se relacionasen con nadie externo que pudiera pervertirlos. Cuando la madre murió, Gein, que sufría un fuerte complejo de Edipo, se obsesionó con la figura materna. Declaró también que “madre” le hablaba en las duermevelas, y tal vez por esa misma razón mantuvo su habitación intacta y perfectamente ordenada.
En 1959, el escritor de ciencia ficción y terror Robert Bloch (1917-1994) publicó una novela inspirada en el caso de Gein. Los derechos fueron adquiridos por un director británico que la llevaría a la gran pantalla un año más tarde, en 1960. Ese director se tomó muchas molestias para que el público no conociera el desenlace de la trama: compró todas las copias de la primera edición del libro, obligó a sus actores a firmar un contrato por el que se comprometían a no desvelar el final, realizó las grabaciones en un entorno cerrado y prohibió los pases previos del film. Ahora se cumplen cincuenta años de esa película, titulada Pshyco (que fue mal traducida al español como Psicosis), dirigida por Alfred Hitchcock: una de las grandes obras maestras del cine.

La historia tiene apenas la extensión de un cuento largo, con una prosa sencilla, sin ornamentos pero tremendamente efectiva, efectista y poderosa. Además de la atmósfera, los giros argumentales son desconcertantes, pero, destaca por encima de todo la capacidad de Bloch para mantener el suspense y dejarnos con la miel en los labios al final de cada capítulo. Consigue algo que muy pocas novelas logran con muchas más páginas o tramas más enrevesadas: mantener el suspense, mimarlo y hacer que crezca el interés del lector.
Particularmente interesante es también la forma en la que Bloch resuelve la interacción de Norman Bates con su madre, con una prosa en tercera persona, diálogos sagaces, y un estilo indirecto donde el narrador se funde con el protagonista y nos hace leer lo que piensa, cómo piensa y por qué lo piensa.

Denostada por la crítica literaria de su tiempo, la novela quedó dilapida con el estrellato de la película, y Hitchcock se quedó con todos los honores. Quizá Robert Bloch, que fue amigo y admirador de Lovecraft, tuvo una trayectoria literaria irregular durante toda su vida (a pesar de haber recibido los premios Hugo, Bram Stoker y el premio Mundial de Fantasía), en la que cultivó cuentos, relatos y guiones de radio, cine y televisión, y también varias novelas. Sin embargo, creo que esa variedad de oficios quedaron impresos de alguna manera en Psicosis, una novela cerrada sobre una historia aparentemente sencilla que les atrapará hasta el final.
Sergio G. Ros