jueves, 31 de diciembre de 2009

Un hermoso broche final

Hola amigos, cuando creía que el balance del 2009 estaba cerrado, me he topado con un hermoso broche final: La escritora Blanca Miosi ha tenido la amabilidad de dedicarme una entrada en su blog.

Como podréis ver quienes lo visitéis (y os lo recomiendo por su calidad), la entrada de Blanca está basada en la entrevista que me hizo en Prosofagia, aunque algo más extendida. Esto indica su calidad humana, porque siendo, como es, una escritora consagrada, tiende una mano a alguien como yo, un aspirante a escritor que aún no ha publicado.
¡Muchas gracias, Blanca!

Y me despido deseándoos un ¡feliz 2010!:
¡Qué todos vuestros deseos se cumplan!

sábado, 26 de diciembre de 2009

BALANCE 2009

Hace un año, más o menos, acababa de terminar mi tercer manuscrito y daba mis primeros pasos por los foros literarios. Así, en noviembre, había descubierto el post abierto por Elisabet (Montse de Paz) en Bibliotecas Virtuales, conociendo a otras personas que, como yo, trataban de hacerse un hueco en el sector editorial.
Si intento recordar mis sensaciones de entonces, creo que me encontraba en un ficticio estado de gracia: Poseía una especie de ingenuidad que, supongo, rodea a todos los escritores en ciernes. Plenamente convencido de mis posibilidades, de mi obra, no podía siquiera imaginar que ésta tuviera fisuras o problemas de ninguna clase. Ni siquiera me había planteado el revisar en profundidad mis manuscritos. Este alarde de inconsciencia me llevaba en ocasiones, y debo confesarlo, a creer que “el problema” de no publicar era culpa, únicamente, de “otros”.
También recuerdo que por aquella época recibí varias cartas y llamadas de teléfono de supuestos editores que alababan mi obra pero que pedían, a cambio de la publicación, aportaciones económicas. Algunas parecían atrayentes, como la compra de un número pequeño de ejemplares, pero, todas, al fin y al cabo, no eran más que coediones o autoediciones malamente camufladas.
Por todo esto: por el despertar de mi inconsciencia y los consejos contra la coedición, os estoy muy agradecido compañeros.
Durante los primeros meses de 2009, mi tercer manuscrito empezó a interesar a algunas agencias y editoriales importantes, que tras recibir una propuesta y algunos capítulos, me pidieron el original completo. Paralelamente, el mismo manuscrito, recolectó un buen número de rechazos. No sé a vosotros, pero para mí, comprobar la bandeja de entrada de mi correo se había convertido ―ya por aquel entonces― en una rutina obsesiva. Fue en esa época cuando me zambullí de lleno en la escritura de mi cuarta novela, que había surgido de un paseo en el día de Navidad con mi perra Layka.
Además de Bibliotecas Virtuales conocí otros foros: Locus Literario, Prosófagos y Ábrete Libro! Aprendí que existe una cosa que se llama “Revisar manuscritos” y, en medio de esa creciente labor de aprendizaje a través de los vericuetos del mundo editorial, recibí una llamada de un agente literario para hablar de mi obra. Fui a Valencia, y aquella primera entrevista donde hablé de “literatura”, me gustó, por qué negarlo, pero luego, de regreso en casa, tras meditarlo tranquilamente, aconsejado por mi esposa y una buena amiga que había hecho en mi bagaje ciberespacial, me di cuenta de que esa agencia sólo vendía humo, y demostraba que hay mucha gente sin escrúpulos.
Poco después, recibí un email esperanzador de una gran agencia que se interesaba por mi tercer manuscrito, y que quería someterlo a más informes de lectura, pues al parecer había pasado ya algunos filtros. Con el ánimo renovado, seguí con mi cuarta novela, y la acabé en agosto. Todos los que escribís sabéis el gran vacío que te queda tras acabar una obra intensa. Yo estaba agotado, pero necesitaba distraerme con algo y no tenía intención de embarcarme en otra gran historia de momento. Fue entonces, cuando, a tientas, creé “El alma impresa”.
Gracias a ella, he hecho nuevos amigos y amigas. Y ese ha sido mi mayor orgullo: vuestra amistad y compañía. Es maravilloso encontrar tanta actividad, tantos sueños y esperanzas: algunos sois grandes escritores, noveles o experimentados, pero grandes, y también, grandes lectores, amantes todos de la literatura. Muchos tenéis increíbles páginas webs, blogs imprescindibles, y casi todos, más o menos, sois ciudadanos activos de foros virtuales.
Fruto de estas nuevas amistades, conocí a dos grandes amigas, que me brindaron su ayuda para encarrilar la corrección de mi nuevo manuscrito, con gran generosidad. Sólo puedo decir que aprendí mucho acerca del arte de la corrección, un nuevo enfoque de la obra, algo que, visto ahora, considero imprescindible.
También me animé a participar en una tertulia literaria (El escarabajo palabrero), que se celebra mensualmente en mi ciudad, donde conocí a más gente extraordinaria, y, de ese modo, me abrí un poco más a lo que ocurría ahí fuera, asistiendo por vez primera a presentaciones de libros.

Aunque, por supuesto, mi andadura no estuvo exenta de tristeza, ya que recibí dos malas noticias: la agencia literaria que me estuvo dando esperanzas durante casi todo el año, finalmente, no se decidió a contratarme, y, por otro lado, una de las grandes editoriales, respondió, tras mi insistencia, con unas frases demoledoras hacia mi escritura.

Pero, si miro hacia atrás, y hago balance, éste ha sido un año muy bueno, porque he aprendido mucho. Ahora, mi objetivo prioritario consiste en convertirme en un buen escritor. Escribir bien es mi máxima prioridad, y la publicación, de darse, será una consecuencia de eso.
Tampoco puedo olvidarme de que este fin de año me ha traído otras cosas buenas: mi primera entrevista a cargo de la escritora Blanca Miosi, en la excelente Prosofagia, y también que Patrick Ericson me pidió escribir el prólogo de su nueva novela (gracias a la sugerencia de Oriafontan): “La memoria de Lucifer”, que hice encantado, y que al parecer le ha gustado tanto a él, como a su editor y agente.
Y, para terminar, debo decir que estoy orgulloso de este blog, que a pesar de comenzar con titubeante paso (mi miedo a la informática), ha supuesto una apertura aún mayor hacia el mundo literario que se mueve ahí fuera, ajeno, muchas veces, a la manipulación del mercado, a los gustos caprichosos de la oferta y la demanda; ese mundo poblado por vosotros, por vuestras ideas, por vuestros sueños, y, sobre todo, por vuestro amor por la literatura.
Por tanto, sólo me queda agradeceros vuestras palabras de aliento, vuestros consejos, vuestros toques de atención, vuestras discusiones, vuestra amabilidad, vuestras protestas, pero ante todo, vuestras continuas visitas, comentarios y opiniones, que son pequeñas joyas pendidas de este arbolillo construido con palabras que, poco a poco, y gracias a vuestra generosidad, se ha ido convirtiendo en un árbol alegre y fuerte que crece firme e impreso en esta maravillosa realidad virtual.



Os deseo un Próspero Año Nuevo:
Que vuestros sueños se cumplan y os desborde la felicidad.


P.D. Aunque aparece algún nombre propio en el texto, son excepciones necesarias para la comprensión del mismo. Realmente me hubiera gustado poneros a todos, peros sois tantos que tenía miedo de dejarme a alguno. No podría perdonármelo, así que espero que sepáis comprenderlo.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Soy leyenda, de Richard Matheson


Desde hace tiempo, me encontré con que mucha gente hablaba de este libro. Grandes escritores y lectores, lo aconsejan como uno de los mejores de su género. En realidad, es una novela corta, casi un cuento largo. De hecho, yo la leí en apenas una tarde, y sobre todo, después de salir de Madame Bovary, cuyos párrafos son densos, y repletos de pausas.
Así que hoy, en esta entrada, voy a echarme un poco de tierra encima.
Sinceramente, me he quedado decepcionado, al menos, un poco. Tal vez, la culpa no es del libro, tal vez, sea mía.
Reconozco que soy un lector bastante ecléctico. Antes de hacer esta reflexión, como digo, tal vez equivocada, he procurado leer algunas reseñas. Todas hablan de la obsesión de Matheson por la soledad, y otro punto que resaltan es la justificación científica que intenta darle objetividad a sus argumentos.
Ni lo uno ni lo otro me han convencido. Reconozco la originalidad del texto, pero no me ha emocionado, como lo ha hecho, por ejemplo, “La carretera”. La opresión que sentí con el libro de McCarthy fue mucho mayor, como lo fue la sensación de angustia, de miedo, de zozobra… Si los comparamos ―aunque las comparaciones pueden ser odiosas― existen muchos puntos en común entre ambos libros: un mundo apocalíptico, sin esperanza, personajes solitarios rodeados de seres que tratan de comérselos, un mundo gris. Pero además, en el caso de “La carretera”, se añade el problema del hambre de los protagonistas. Sea como fuere, creo que el personaje de Matheson no conecta conmigo del todo, no me llega, porque no me lo creo, porque le falta profundidad, le falta verdad. Los vampiros se quedan a dos aguas, tienen reacciones humanas (hablan, provocan sexualmente) y otras que no lo son tanto, pues no se relacionan entre ellos, no piensan con lógica. No me cuadran del todo, ni tampoco el intentar desmontar las leyendas, aunque se justifique, porque luego las vías interesantes que se abren en el texto se diluyen en el mismo como humo. De hecho, se habla de dos tipos de contagio, el tradicional y “otro”. Se intenta teorizar científicamente y por ahí, tal vez, para mí, la historia ―aunque no me guste― se habría salvado si, el personaje, por ejemplo, se hubiera interesado más por la ciencia y tratase de buscar un solución, como parece que en principio va a hacer. Ese punto, bien desarrollado, habría dado más juego, como ocurre, en la película de Lorenzo´s Oil, donde unos padres normales empiezan a investigar sobre enzimas y biología desde la base. Eso sí resultaría interesante.
La narración, defendida por muchos por su brevedad, me parece también, demasiado breve. El tópico de si breve, dos veces bueno, es para mí, un tópico. Cada historia tiene que tener su número de páginas, no digo que ésta debiera tener seiscientas, pero sí algunas más, para desarrollar más al personaje, su motivación psicológica, a los vampiros. Evidentemente, se juega con la dualidad: bien-mal, normal-anormal… Pero no es tan profunda como otras obras, a mí, como digo, me da sensación de que la radiografía que hace Matheson del alma humana se queda escasa.
Es, a pesar de todo, un libro muy aconsejable, con momentos muy buenos, y no digo que sea un mal libro, pero no es lo que yo llamaría una obra maestra.
Algunos podrían achacar que esta reflexión mía, tal vez, se deba a que al acabar de leer Madame Bovary, me encuentro con un libro de párrafos cortos, y lenguaje sencillo con una gran historia y que el salto es muy grande. Lo que sí os puedo decir es que lo cogí con muchas ganas, con verdaderas ganas de que me gustara. Quizá lo lea dentro de unos años y tenga que recapitular, tenga que cambiar mi opinión, y será bueno, porque el tiempo pone las cosas en su sitio. Pero nada más acabar de leer “Soy leyenda” empecé “Por quién doblan las campanas” de Ernest Hemingway, con un lenguaje también sencillo, y ¡joder! ¡Hemingway sí sabe radiografiar el alma humana!
No sé, perdonad aquellos que consideréis “Soy leyenda” una obra maestra, y me alegro que os haya impactado tanto. Lo respeto, porque es vuestra opinión.
A mí, me dejó tibio.
P.D. ¡¡FELIZ NAVIDAD!!

sábado, 19 de diciembre de 2009

Madame Bovary, de Gustave Flaubert.


Centrado ahora en mi particular “maratón literario”, quiero traeros mis impresiones sobre esta novela universal de Gustave Flaubert (nacido en 1821 y muerto en 1880).
Soy consciente de que poco puedo aportar yo a los comentarios que se han vertido sobre esta obra maestra, pero puedo atreverme, sin embargo, a tratar de acercarme a ella sin complejos, con las manos desnudas y la mente abierta del estudiante que ansía mejorar y aprender de los grandes.

En el magnífico prólogo de la edición de bolsillo de Ediciones Cátedra se analiza la obra desde diversos ángulos que nos permiten atisbar su magnificencia. Lo que más impacta es el objetivo trazado por Flaubert de construir una obra que se sostuviera por entero en el propio estilo, no en personajes grandiosos que deslumbrasen al espectador. De hecho, los personajes son vulgares y corrientes, no destacan por heroicidades, ni tienen valores dignos de elogio. La prosa, que navega entre el realismo y el romanticismo, es el resultado de un minucioso trabajado del detalle, de la palabra, de la frase; una corrección hasta la saciedad, eliminando clichés, cacofonías y redundancias. Prueba de ello son los borradores que aún hoy se conservan de la obra original en la Biblioteca Municipal de Rouen. Se conoce que Flaubert tardó aproximadamente cinco años en terminar Madame Bovary (entre 1851 y 1856), y que, para corregir, leía en voz alta la obra, eliminando y reescribiendo aquellas frases que no sonaban de forma adecuada.

Personalmente pienso que Madame Bovary es una enorme trampa. Un dulce y bello sueño en el que entras sin darte cuenta, y con el que Flaubert te embriaga sin que apenas puedas percibirlo. De hecho, la historia no comienza realmente –a mi parecer- hasta la página cuatro, puesto que el inicio no es sino un artificio hermoso de un enorme flashback, narrado en primera persona. Después, en la página cuatro, cambia de narrador, pero de una forma exquisitamente sutil.
La obra, no se basa en una sucesión de hechos, es más bien un estudio psicológico de los personajes, concienzudamente construido. Para mí, lo más hermoso quizá, es el apoyo en la descripción de la atmósfera y los paisajes para crear sensaciones y emociones en el lector que ayuden a comprender lo que sienten los personajes:

Él partía, y entonces, por la carretera principal, sobre la que se extendía una interminable cinta de polvo, por los caminos hondos donde los árboles se curvaban en bóveda, por lo senderos cuyos trigos le llegaban hasta las rodillas, con el sol sobre los hombros y el aire matinal en las aletas de la nariz, con el corazón lleno de las delicias de la noche, el ánimo tranquilo, la carne satisfecha, iba rumiando su felicidad, como los que siguen saboreando, después de la comida, el gusto de las trufas que se digieren.

Otro de los aspectos que más me han gustado es el uso de la coma y del punto y coma para detallar rítmicamente la prosa, eliminando verbos y creando una entonación maravillosa al leer:


Al lado, sobre el césped, entre los abetos, una tenue luz iluminaba la tibia atmósfera. La tierra, rojiza como polvo de tabaco, amortiguada por el ruido de los pasos, y con la punta de sus herraduras, al caminar, los caballos se llevaban por delante las piñas caídas.

Una tarde en que, sentada junto a la ventana abierta, acababa de ver a Lestiboudois, el sacristán, que estaba podando el boj, oyó de pronto tocar el Ángelus. Era a principios de abril, cuando abren las primaveras, un aire tibio circulaba sobre los bancales labrados, y los jardines, como mujeres, parecían componerse para las fiestas de verano.

Para lograr plasmar los más hondos pensamientos de los personajes, Flaubert, asienta las bases del estilo indirecto, donde consigue fusionar la voz del narrador omnisciente con la de propio protagonista, de modo que el lector no sabe dónde empieza uno y acaba el otro:


Se preguntaba si no habría medido, por otras combinaciones del azar, de encontrar otro hombre; e intentaba imaginarse aquellos acontecimientos no ocurridos, aquella vida distinta, aquel marido que no conocía. Pues no todos eran como éste. Tal vez hubiese sido un hombre guapo, atractivo, como lo eran sin duda los que se habían casado con sus antiguas compañeras de colegio. ¿Qué estarían haciendo en este momento?

Flaubert fue acusado de ofensa a la moral pública y a la religión. Esto generó un proceso que lo llevó ante los tribunales, siendo absuelto, y con ello, ganando la obra más repercusión si cabe. No obstante, en mi humilde opinión, los sentimientos que se destilan de Madame Bovary se encuentran vigentes en nuestra sociedad actual con una fuerza, tal vez, más evidente. El egoísmo de las personas, su vileza, les lleva a no pensar en los demás, y por tanto, sacrifican su propio destino en función de sus desahogos, de sus caprichos, de una pasión vacua que, sin embargo, no trae felicidad a sus vidas y que arrastra todo lo que encuentra a su paso, como un río desbordado, incontrolable y mortal.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Una mini entrevista

Ayer recibí una noticia emocionante.
En el número de diciembre de la revista literaria Prosofagia, aparece una mini entrevista que me hizo la escritora Blanca Miosi, conocida por todos vosotros, y autora entre otros éxitos de “El legado” –La hija de Hitler- (Editorial Viceversa).
Me siento muy feliz por este detalle que ha tenido Blanca para conmigo, puesto que sólo soy un aspirante a escritor que aún no ha publicado y, por tanto, un desconocido a los ojos del mundo editorial.
¡Muchísimas gracias, Blanca!
También se lo agradezco a todo el equipo de la revista. Cuando le echéis un ojo (aquellos que nunca lo hayan hecho ya, claro) podréis comprobar la excelente calidad y profesionalidad de la misma, además de la ilusión que desborda.
La mini entrevista aparece en la página 14, no obstante os invito a leer todo el número porque no tiene desperdicio.

¡Saludos y Felices Fiestas!


Este es el enlace: http://www.revistaliteraria.prosofagos.com/

De todas formas también podéis acceder a Prosofagia en el enlace permanente que hay en el blog, columna de la derecha.

P.D. Si hubiera problemas para descargar el PDF os ruego me lo digáis, que si hace falta copio la entrevista por esta vía (je, je.. ¡Que me hace ilusión, leñe!)

lunes, 14 de diciembre de 2009

Nuevos escritores

La recién creada editorial “Edalie publicaciones”, ha comenzado su andadura en el mercado literario con dos compañeros del foro Bibliotecas Virtuales: Ithur y Warkos (aunque debería puntualizar que ambos son compañeros de un post titulado “Mis contactos con las agencias” creado por Elisabet, y que constituye en sí mismo un foro dentro de Bibliotecas Virtuales).
Edalie es una editorial on-line que ofrece dos tipos de publicaciones: e-book (libro electrónico) y p-book (libro impreso), con un coste “cero” para el autor, alejando, por tanto, los temidos y frustrantes fantasmas de coediciones y autoediciones. Pero para mí, lo más importante que ofrece Edalie en el panorama actual es una salida honrosa a los autores noveles a los que las grandes editoriales dan sistemáticamente la espalda. Os copio el enlace de su página web:
http://shop.eldaliepb.com/
Y dicho esto paso a presentar las obras de nuestros compañeros, que de eso trata esta entrada:

LA IRA DEL DIOS OSCURO
(LOS DIEZ REINOS, LIBRO I)
de Juan Jesús Hernández Gómez
(conocido por algunos de vosotros como Ithur)


Sinopsis de la obra:
Nacido con un don que le permite comunicarse con los animales, el joven Revan ha sido criado por dos misteriosos personajes que esconden secretos que el muchacho ni siquiera alcanza a imaginar.Cuando todo su mundo se derrumba debido al feroz ataque de un ejército procedente de un reino enemigo, Revan se embarca en un viaje lleno de peligros y aventuras donde encontrará y perderá amigos, se enfrentará a pruebas terroríficas y violentas y, sobre todo, descubrirá quién es en realidad y cuál es el destino que le aguarda al otro lado del mundo.

Sobre el autor:
Juan Jesús Hernández, natural de Cádiz, es, a pesar de su juventud (20 años), un escritor muy prolífico, pues tiene en su haber catorce novelas, diez de las cuales configuran el proyecto de “Los Diez Reinos”. “La Ira del Dios oscuro” es además del primer volumen de este proyecto, su primera novela publicada, y está centrada en la literatura fantástica.
Conocido por su simpatía, por su imaginación desbordante y por el entusiasmo que siente hacia la escritura, estoy seguro de que esta primera obra de Juan Jesús no defraudará a nadie.


El enlace donde podéis adquirir la novela (también podéis acceder a ella mediante la imagen del Escaparate del blog, situado en la columna de la derecha):
http://shop.eldaliepb.com/product.php?id_product=14

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ÚLTIMOS SUSPIROS

de Marcos Moreno

(conocido por algunos de vosotros como Warkos)


Sinopsis de la obra:
Hay una cosa que nos conecta a todos en esta vida, y eso es la Muerte... Pasando de lo trágico a lo irreverente, de lo personal a lo ajeno, de lo crudo a lo surrealista, esta obra nos presenta una serie de historias cortas que muestran desde diversos enfoques la forma de percibir ese fatídico encuentro.

Sobre el autor:
Marcos Moreno nació en 1977 en Barcelona. Es licenciado en Periodismo y en Relaciones Laborales por la Universidad Pompeu y Fabra, y ha desempeñado la labor periodística en Diari de Sabadell, TVE y el departamento de prensa de ESADE. También ha colaborado con otros medios escritos como las revistas [Ox]ígeno y 7 Metros, y presentando un programa de radio en Alternativa Barcelona. Actualmente es redactor jefe de la revista Evasión. Marcos es además de novelista, poeta y escritor de cuentos. “Últimos suspiros” es su primera obra que sale a la luz.

El enlace donde podéis adquirir la novela (también podéis acceder a ella mediante la imagen del Escaparate del blog, situado en la columna de la derecha):
http://shop.eldaliepb.com/product.php?id_product=11

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Os deseo a ambos mucho éxito con vuestras obras.

Y para que no se diga: ¡yo ya las he comprado!

viernes, 11 de diciembre de 2009

La brújula loca, de Torcuato Luca de Tena.

Corre la primavera del año 1937 y la aviación del general Franco bombardea Santander dentro de las acciones por hacerse con el Norte de España. Los vecinos de la capital cántabra se afanan en buscar cuerpos de entre los escombros de una casa alcanzada por una de las bombas caídas durante la noche. De puro milagro hallan a un niño que, a pesar de estar inconsciente, ha podido salvarse gracias a que la criada lo protegió con su propio cuerpo.
Horas después, Perico despierta en la más completa soledad de la taberna donde lo llevaron. Confuso, y sin que nadie se dé cuenta, vuelve a su hogar, escala una montaña de ruinas y se queda durmiendo en la maltrecha habitación. A la mañana siguiente, los vecinos lo buscan con la finalidad de cumplir las órdenes del alcalde, quien dictaminó embarcar a Perico en el Odesa, un buque soviético cargado de niños refugiados que hará escala en el puerto y que era el principal objetivo de la aviación franquista. Mientras, Perico pasea por la playa tratando de localizar a sus hermanos pero se topa con un curioso personaje, un viejo socarrón y desdentado, que se queda perplejo ante su desparpajo. Es Martín Pescador. Después de pasar el día con él, regresa a su casa en ruinas, donde, para su decepción, todo sigue en las mismas condiciones. Su mente infantil, auspiciada por la cizaña de su oso de trapo, dictamina que sus padres y hermanos han regresado a Madrid sin él.
Sin perder tiempo, llena una caja de madera con un montón de cosas útiles a sus ojos: una estatuilla de la Virgen, el diente de su hermana pequeña, la foto del novio de la criada vestido de quinto, una medallita, un peine, un estuche vacío, un bote de crema Nivea y un par de calcetines. Y con tan singular equipaje pone rumbo hacia Madrid, mientras España entera es sacudida por la guerra.
―¿Adónde me llevas? ―preguntó la Virgen.
―A Madrid―respondió Perico.
―¿No has oído decir que hay guerra?
―Sí lo he oído, pero ¡a mí no me da miedo!

Así comienza “La Brújula Loca” (1964) de Torcuato Luca de Tena, un libro que me prestó mi amiga Isis y que ha sido un entrañable descubrimiento. La novela tiene ese sabor añejo de la buena literatura española, enraizada directamente en el Quijote o el Lazarillo de Tormes, donde se van sucediendo toda clase de personajes y escenarios pintorescos, magníficamente tintados con dialectos propios de cada zona y un lenguaje riquísimo en expresiones y giros gramaticales. Cual hidalgo febril, Perico fija sus molinos de viento en la capital de España y no cejará en su empeño de llegar a ella esperando lanzarse a los brazos de su madre (temiendo por otro lado que ésta le regañe por haberse retrasado). En su aventura lo acompañarán aquellos que irá engatusando con su pícaro magnetismo, incluido su más fiel escudero: el prudente y cobarde Tres patas, un perro pulgoso especialista en sobrevivir a los envites de la calle.

Cómica, cínica, tierna, dura, pícara, desgarradora, alegre, melancólica… "La brújula loca" es una historia narrada con mucha belleza que os encogerá el corazón.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Mi experiencia con la corrección (II)

Hola, amigas y amigos.
Tras unos días de intenso trabajo literario y escasas horas de sueño, por fin conseguí terminar la revisión de mi último manuscrito. Debo confesar que estoy muy orgulloso de este trabajo por el esmero y las ganas que le he puesto. Tras varios meses de revisiones con momentos buenos y malos, si miro hacia atrás pienso, sinceramente, que ha merecido la pena. De hecho, ahora empiezo a comprender frases como: “la revisión puede llevarte más tiempo que la propia escritura” o “tienes que dedicar mucho tiempo a un párrafo”. Jolines, en mi caso creación y revisión han estado casi a la par en términos cuantitativos de tiempo, y, SÍ: tardé horas en revisar un página que escribí en minutos, y, SÍ: me atasqué leyendo y releyendo un único párrafo (cientos de ellos), del derecho y del revés, batallando con redundancias, con chirridos molestos para el subconsciente, y cómo no, me confieso perpetrador de un crimen: pues seguí las instrucciones de los grandes maestros y asesiné a mis seres queridos. Ya que para avanzar no hay otra forma: debes despojarte de cierto egocentrismo, de cierta autosuficiencia que engalana tu ego pero lastra tu obra. Aunque fijaos que dije “cierto/cierta”. ¡Che, sólo soy un aprendiz imperfecto!

En esta labor post-creación debo agradecer la ayuda a tres mujeres.
La primera, mi esposa, que entraría dentro de la definición del maestro King como mi “lectora ideal”. Ella ha sido y es mi primera lectora, pues ha leído todos mis manuscritos, incluyendo el famoso mamotreto de 900 páginas, que por cierto, es el que más le gusta, aún cuando las editoriales y agencias no quieran verlo ni en pintura. Su apoyo es primordial para mí. Un escritor (o aspirante a escritor) necesita alguien que le ponga los pies en la tierra, que le anime cuando se siente derrotado y le diga que no es el fin del mundo, o que le eche un jarro de agua y le ponga los puntos sobre las “íes” cuando se ha pasado de la raya y ha escrito una bazofia. Por suerte, la escritura no es como la vida, pues en el caso de la primera podemos revisar y revisar antes de dar a luz. Pero como dijo la increíble Esther de Prosófagos (una chica con un don especial para corregir y para detectar arrugas): si no te esmeras lo suficiente, y publicas tu obra con fallos, luego te arrepentirás, porque saldrá a la calle, se hará independiente y no podrás cambiarla. Y yo añado: lo peor de todo, para un escritor que se precie, es contemplar una obra suya y saber que pudo hacerla mejor, que pudo poner más de sí.
Y continuando con el hilo: mi esposa leyó el manuscrito y me hizo sugerencias que me fueron muy útiles, fundamentalmente en el desenlace de la obra, donde tuve que soltar lastre por mi tendencia a empedrarlo todo, y después de tres borradores, ha quedado bastante majo. ¡¡Muchas gracias por aguantarme!!
Las otras dos personas han sido dos amigas cuya identidad no revelo porque ellas mismas me lo pidieron (al menos una de ellas explícitamente y la extiendo a la otra por si acaso, ¡qué queréis que os diga!, mejor pecar de prudente).
Estas amigas (relacionadas con la literatura en distintos grados) tuvieron la amabilidad de ofrecerse, sin que yo lo pidiera, para leer una parte del manuscrito, en concreto las cincuenta primeras páginas. Quizá para muchos no sea un número muy significativo, pero en el caso de esta nueva novela sí lo es por algunas razones: la estructura ya está definida, aparecen los personajes principales, y también el estilo.
Sin que ambas amigas supieran entre sí sus identidades respectivas, sus comentarios coincidieron en muchos puntos: la excesiva descripción del entorno (“Sergio parece como si quisieras describir una ciudad entera con los ojos del personaje), el uso reiterado de frases cortas que la hacían muy cortante a ojos del lector, así como varias cosillas de gramática, puntuación y el uso de la raya en los diálogos, sobre todo en las intervenciones no habladas. Os dejo un enlace que puede seros de utilidad:

De la primera amiga secreta (primera por orden de ofrecimiento, que conste) debo destacar que me ha ayudado un montón (con apuntes, correcciones…), pero sobre todo le estoy profundamente agradecido por su “visión editorial” adquirida con su propia experiencia. Así, siguiendo sus consejos, aumenté el ritmo del inicio del manuscrito, alternando dos capítulos entre sí (segundo por primero). El inicio es fundamental en una obra y yo, tiendo a comportarme como un motor diesel, arranco despacito y voy ganando terreno conforme pasan las páginas, lo cual no es muy aconsejable en este mundo literario con el que nos ha tocado lidiar. Y si no que os lo digan a vosotros, que como yo estáis acostumbrados a los rechazos, pues como es sabido, las editoriales y agencias piden a menudo tan sólo las primeras páginas. ¡¡Muchas gracias por tus sabios consejos, primera amiga secreta!!
Y respecto a la segunda amiga, pues maravillosa también (es una lectora con un olfato finísimo): me dio consejos, enlaces, me escribió apuntes, correcciones… buff… se portó genial, algo que no se puede expresar con palabras. Y me dio profundos ánimos, que también se agradece. ¡¡Muchas gracias segunda amiga secreta!!

En resumen, que le debo mucho a estas dos amigas (y a mi esposa) porque uno termina obcecándose con la obra y necesita una referencia externa, que le hable con cierta objetividad o subjetividad, pero que le dé una opinión para que uno pueda darse coscorrones contra la pared, y aunque en un principio se rasgue las vestiduras (creedme, a veces, ocurre), luego tras una reflexión más fría puede sacar muchas cosas de provecho.

Y para finalizar os pongo un adelanto de mis conclusiones respecto a la corrección, que tal vez, en el futuro, termine completando. Pero, ojo, no me toméis muy en serio, al fin y al cabo, sólo soy un autor novel, un aspirante a escritor que aún no ha publicado:

1. Tras el primer borrador es cierto que hay que dejar reposar el manuscrito. No puedes seguir corrigiendo con la excusa de que las primeras partes las escribiste hace meses (lo hemos hecho todos y es un atajo inadecuado). Yo dejé un mes, y no fue suficiente. La próxima vez pondré el listón en seis semanas.

2. La primera revisión debes hacerla tú solo (sin ayuda de nadie) y debe ser general para detectar el ritmo de la novela, si los tiempos verbales son adecuados, si el sentimiento es correcto y emociona, también posibles lagunas argumentales, y si existe alguna cosa o tema que debas resaltar, o mejor expresado: si tu novela trata de algún tema en concreto, en el que no habías reparado. Esto que puede sonar a locura transitoria ocurre en mi caso porque yo escribo sin conocimiento previo de lo que va a ocurrir y por tanto la historia crece por sí misma. En esta revisión puedes descubrir conexiones entre ciertas partes que tal vez, hayan quedado demasiado débiles o dispersas. Anótalas y ensálzalas si es necesario. Y por contra, pule (elimina, cercena) aquellos excesos de información o párrafos redundantes que en esta lectura general saltan como balizas en un mar oscuro.

3. La segunda revisión debería leerla alguien más aparte de ti mismo, y si es posible más de una persona de tu confianza (en mi caso bastó con las primeras páginas, aunque por supuesto es mejor toda la obra). En esta revisión céntrate en correcciones ortotipográficas, para darles tiempo a tus lectores a darte consejos. Seguramente te los darán antes de acabar y así puedes, tras estudiarlos, empezar a meterlos en la revisión (que podría saltar casi que a la tercera).
Si el cambio sugerido es importante (tanto como para obligar a reescribir la historia) tómate tu tiempo para asimilarlo. Tal vez tu primera reacción sea echar espumarajos por la boca, pero créeme, debes dejar pasar un tiempo para comprender, para asimilar con el cerebro.

4. Tal vez, requieras de más revisiones antes de la última, yo creo que estuve por cinco o seis, pero no fueron profundas cada una de ellas, pues afectaban a partes distintas cada vez (tiempos verbales, ortografía…).

5. Lo que sí recomiendo es una última revisión exhaustiva, párrafo a párrafo, frase a frase, palabra a palabra, chirrido a chirrido. Larga, concisa y sin piedad. Es la que más me costó y fue la que mejor deja al manuscrito. ¡Parece mentira que pueda darse un salto tan importante al final!

6. Por último conviene usar el Word o cualquier otro programa para darle un nuevo barrido a todo y encontrar nuevas faltas ortográficas (a veces, tras tantas revisiones, sale algún horroroso gazapo). Tened en cuenta que habéis revisado y simultáneamente reescrito ciertas partes, por lo que el error es posible.

7. Y para finalizar: Maquetación, simple y concisa. Cuanta más sensación “de limpieza” deje el manuscrito, mejor. Sin grandes alardes, ni dibujos, ni fotos, ni letras saltonas, ni nada de eso. En mi caso y por si os interesa: letra New Times al 12, interlineado 1.5, y portada sencillita, con títulos en 14 y mis datos personales en la esquina derecha (como me dijo Daniel DC).

Bueno, Esta ha sido mi primera incursión seria con una corrección (a este nivel, claro). Lo dejo escrito para recordarlo la próxima vez, como una especie de ruta. De todas formas, no todo el trabajo está hecho, después, si hay suerte, han de venir los profesionales con sus sugerencias, con sus consejos, con nuevos fallos… Resumiendo: más trabajo todavía.
¡Ah, se me olvidaba! Lo más importante que he sacado en claro y que me ha enseñado el “clic” que os comenté en la anterior entrada, es que para corregir debéis desarrollar un vínculo entre vuestro cerebro lógico y vuestro cerebro creativo. El lógico detecta los chirridos, las arrugas, señala los puntos flacos, lo que no funciona, pero es el creativo el que reescribe. Es algo así, como los coches híbridos, por buscar un símil.
¡¡Menudo rollo os he soltado!! ¿Seguís ahí? Je,je, je… un abrazo.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Una vida de ermitaño.


Como sabéis, estoy ultimando la corrección de mi cuarto manuscrito.
La suma de varios factores: un catarro matrimonial (…en lo malo y en lo bueno, en la salud y en la enfermedad…), una semana de vacaciones forzadas y la llegada del frío (tampoco mucho), han provocado que mi mujer y yo tengamos que enclaustrarnos en nuestro pisito, y que me centre.
Realmente hago lo que nos gustaría a muchos: vivir como un escritor, o casi. Me levanto de madrugada y trabajo a conciencia durante horas. Pero ha ocurrido un suceso inesperado. Siento que algo hizo “clic” en mi cabeza. Tal vez, una ruedecilla celular invisible giró ―sólo Dios sabe por qué―, encajando donde debía hacerlo, y, de esa manera, el engranaje de la máquina literaria que habita en mí se puso en marcha. De hecho, hace apenas unos días una amiga me dio su opinión sobre uno de mis relatos breves. Señaló varios fallos y apuntó consejos muy útiles, pero, yo, aunque quería aprender de los errores, no conseguía conectar con lo que ella me comentaba. Era como si estuviese ciego. Y, ahora, de pronto, el velo de terquedad se ha retirado de mis ojos. Por lo menos una parte del mismo.
La nueva revisión supone un salto cualitativo bastante importante. Pienso que en esta semana lograré mejor trabajo que en dos meses de los de antes. Eso sí, con limitaciones, pues tengo claro que para que mi escritura “sobresalga” necesitaré la ayuda de los grandes, aunque debo matizar, que éstos serán ―finalmente― clásicos y contemporáneos.
Os hablaré de las conclusiones cuando pase la tormenta.
En paralelo a la revisión, he empezado a ojear el libro “Saber escribir” del Instituto Cervantes que me aconsejó Javier Pellicer (
http://tierradebardos.blogspot.com/ ), y por las noches, ya en cama, leo “La brújula loca” de Torcuato Luca de Tena, estimado préstamo de mi amiga Isis
(http://unpasilloencerado.blogspot.com/). Los descansos que me permito durante la revisión los dedico a visitar vuestros blogs o a echar un ojo en los foros.
Ahora, mientras escribo, observo la pila de libros que se amontonan en las baldas de las estanterías de mi despacho, algunas de ellas combadas (no exagero) por el peso. He anticipado los Reyes y ardo en deseos de iniciar la lectura.
Y para rematar la faena, ayer noche me topé con una sorpresa que me dejó el amigo Oriafontan en los comentarios de la anterior entrada. Todavía estoy en estado de shock.
¿Tendré fiebre?

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Consejos del maestro King


Mientras trato de reorganizar las ideas que me han surgido tras la última entrada gracias a los comentarios que tan amablemente aportasteis (ya vislumbro por dónde irán mis próximos pasos), me he dedicado a releer el libro del tito King ("Mientras Escribo", Plaza & Janés, 2001), del que se pueden sacar, a mi parecer, un buen puñado de consejos utilísimos.

Creo que ya os he comentado en alguna ocasión que tengo una verdadera dificultad para resumir, defecto que pago bien caro con las sinopsis de mis manuscritos. Cuando terminé de leer el libro del maestro King y seleccioné los párrafos o frases que me habían parecido más interesantes, me topé con algo más de una docena de hojas. "Sí, es de locos".
Tras reducirlas, os expongo a continuación aquellas ideas que más me han impactado. Perdonad la extensión, pero creo que son una delicia y, que en muchos casos, además de aprender, os sentiréis identificados. ¡Que aproveche!


Stephen King

• Escribir una historia es contársela uno mismo. Cuando reescribes, lo principal es quitar todo lo que no sea la historia.

• Hay que escribir con la puerta cerrada y reescribir con la puerta abierta. Dicho de otra manera: al principio sólo escribes para ti, pero después sale afuera. Cuando ya tienes clara la historia y la has contado bien (al menos dentro de tus posibilidades), pertenece a cualquier persona que quiera leerla. O criticarla. Si tienes mucha suerte serán mayoría los que prefieran lo primero a lo segundo.

• Aprendí dos cosas: primero, que la impresión inicial del autor sobre el personaje o personajes puede ser tan errónea como la del lector. Segundo (pero no en importancia), darse cuenta de que es mala idea dejar algo a medias sólo porque presente dificultades emocionales o imaginativas. A veces hay que seguir aunque no haya ganas. A veces se tiene la sensación de estar acumulando mierda. Y al final sale algo bueno.

• Recuerda que la primera regla del vocabulario es usar la primera palabra que se te haya ocurrido siempre y cuando sea adecuada y dé vida a la frase.

• La mejor manera de atribuir diálogos es «dijo».

• Los verbos pueden conjugarse en dos voces, activa y pasiva. El sujeto de una frase con el verbo en voz activa hace algo, mientras que al de una frase con el verbo en voz pasiva le están haciendo algo. El sujeto no interviene. Te recomiendo evitar la voz pasiva.

• Desconfía del adverbio.

• Yo soy del parecer de que la unidad básica de la escritura es el párrafo, no la frase.

• Si bien es imposible convertir a un mal escritor en escritor decente, e igual de imposible convertirá un buen escritor en fenómeno, trabajando duro, poniendo empeño y recibiendo la ayuda oportuna sí es posible convertir a un escritor aceptable, pero nada más, en buen escritor.

• Si quieres ser escritor, lo primero es hacer dos cosas: leer mucho y escribir mucho. No conozco ninguna manera de saltárselas. No he visto ningún atajo.

• Leyendo prosa mala es como se aprende de manera más clara a evitar ciertas cosas

• Por otro lado, la buena literatura enseña al aprendiz cuestiones de estilo, agilidad narrativa, estructura argumental, elaboración de personajes verosímiles y sinceridad creativa.

• También leemos para medirnos con los buenos escritores y los genios, y saber hasta dónde se puede llegar. Y para experimentar estilos diferentes.

• Quizá te encuentres con que adoptas el estilo que más admiras. No tiene nada de malo.

• Si tuviera un centavo por cada persona que me ha dicho que quiere ser escritor pero que «no tiene tiempo de leer», podría pagarme la comida en un restaurante bueno ¿Me dejas que te sea franco? Si no tienes tiempo de leer es que tampoco tienes tiempo (ni herramientas) para escribir. Así de sencillo.

• Leer es el centro creativo de la vida de escritor.

• Si no te diviertes no sirve de nada. Vale más dedicarse a otra cosa donde puedan ser mayores las reservas de talento, y más elevado el cociente de diversión.

• Opino que la primera redacción de un libro (aunque sea largo) no debería ocupar más de tres meses, lo que dura una estación.

• La mejor ayuda para una producción regular (¿trollopiana?) es un ambiente sereno.


• Escribir y dormir se parecen en que aprendemos a estar físicamente quietos al mismo tiempo que animamos al cerebro a desconectar del pensamiento racional diurno, rutinario.

• Pero son necesarias la habitación y la puerta, y es necesaria la decisión de cerrarla.

• No esperes al muso. Ya te he dicho que es un tozudo, y que no se le puede pedir mucho aleteo creativo. No te estoy hablando de ningún tablero Quija, ni del mundo de los espíritus, sino de un oficio cualquiera, como fontanero o camionero. El tuyo es procurar que el muso sepa dónde encontrarte a diario desde las nueve a las doce, o desde las siete a las tres. SÍ, lo sabe, te aseguro que tarde o temprano se presentará con el puro en la boca y la magia en el saco.

• ¿De qué escribirás? Y de una respuesta igual de grande: de lo que te dé la gana. Lo que sea... mientras cuentes la verdad.

• En general, la gente que compra libros no se guía por el mérito literario de una novela. Quieren una historia entretenida para el avión, algo que los cautive desde el principio, que los absorba y los impulse a girar la página. Esto, a mi juicio, ocurre cuando los lectores reconocen a los personajes, su comportamiento, su entorno y su manera de hablar. Una manera de que el lector se sienta dentro de la novela o el cuento es que oiga ecos muy fuertes de lo que vive y piensa. Mi opinión es que es imposible conseguir la conexión de manera premeditada, a base de estudios de mercado.

• Escribe lo que quieras, infúndele vida y singularízalo vertiendo tu experiencia personal de la vida, la amistad, las relaciones humanas, el sexo y el trabajo. Sobre todo el trabajo

• A mi modo de ver, todos los relatos y novelas constan de tres partes: la narración, que hace que se mueva la historia de A a B y por último hasta Z, la descripción, que genera una realidad sensorial para el lector, y el diálogo, que da vida a los personajes a través de sus voces. Te preguntarás dónde queda la trama. La respuesta (al menos la mía) es que en ninguna parte.

• Desconfío de los argumentos por dos razones: la primera, que nuestras vidas apenas tienen argumento, aunque se sumen todas las precauciones sensatas y los escrupulosos planes de futuro; la segunda, que considero incompatibles el argumento y la espontaneidad de la creación auténtica.

• Me fío mucho más de la intuición, gracias a que mis libros tienden a basarse en situaciones más que en historias.

• Para que el lector se sienta dentro de la historia, concedo más importancia al escenario y el ambiente que a la descripción de personajes.

• Cuando un símil o metáfora no funciona, el resultado puede ser cómico

• La clave de escribir diálogos buenos, como en todos los aspectos de la narrativa, es la sinceridad.

• En última instancia sólo hay dos secretos: prestar atención a lo que hace la gente que te rodea y contar la verdad de lo que has visto.

• Considero que las historias siempre acaban hablando de gente, más que de acontecimientos. Es otra manera de decir que el motor son los personajes.

• Si sigues escribiendo narrativa descubrirás que todos los personajes que creas tienen algo de ti. Cuando te preguntas qué hará un personaje en determinadas circunstancias, la decisión que tomas se basa en lo que harías tú

• Si escribes una novela, si te pasas semanas o meses hilvanándola palabra por palabra, cuando la tengas acabada le deberás algo a ella y a ti mismo: descansar...y preguntarte por qué te has tomado tantas molestias, por qué le has dedicado tanto tiempo y por qué te parecía tan importante.

• …Si eres un principiante, permíteme el siguiente consejo: no bajes de dos versiones, una con la puerta del estudio cerrada y otra con la puerta abierta.

• Esta primera versión, la que se centra exclusivamente en la historia, debería escribirse sin la ayuda (ni intromisión) de nadie.

• El tiempo de descanso que le concedas al libro… depende exclusivamente de ti, pero considero que no debería bajar de seis semanas… Resiste a la tentación.
• Cuando haya llegado el día de la corrección (que puedes haber marcado en el calendario), saca el original del cajón. Si parece una reliquia comprada en unos encantes que ni recuerdas, si te parece algo rarísimo, es que estás preparado.
• Otra ventaja de haberte concedido seis semanas de recuperación es que te saltarán a la vista las lagunas más flagrantes de la trama o los personajes. No digo charcos, ¿eh? Me refiero a auténticas lagunas.


• Si todos tus lectores coinciden en que te ha salido bien, es probable que sea verdad. Son casos de unanimidad poco frecuentes, incluso entre amigos.


• Si todos los que leen tu libro dicen que falla algo, es que falla y conviene tomar medidas.

• Llamemos Lector Ideal a la persona para quien escribes. El Lector Ideal también es la mejor manera de calibrar si el relato posee el ritmo correcto, y si has introducido los precedentes de manera satisfactoria.

• En primavera de mi último curso en el instituto de Lisbon (o sea, en 1966) recibí un comentario manuscrito que cambió para siempre mi manera de enfocar las revisiones. Debajo de la firma del director, reproducida a máquina, figuraba a mano lo siguiente: «No es malo, pero está hinchado. Revisa la extensión. Fórmula: 2da versión = 1ra versión - 10%. Suerte.»

• «Oye, ¿tú escribes por dinero? La respuesta es que no, ni ahora ni nunca. Siempre he escrito porque me llenaba.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Mayday, Mayday... Necesito ayuda.


―Capitán, hemos perdido el motor izquierdo.
―Mierda―mascullo.
Ni siquiera tengo tiempo de mirar a mi copiloto. El avión se sacude como un caballo salvaje y tenemos que aferrarnos a los controles. Caemos en picado.
El cielo límpido de África es sustituido por una tierra roja y polvorienta, sin un matiz de verdura ni una mota de sombra.
Nos faltan manos para apretar botones. La siguiente sacudida pilla al chico desprevenido y se golpea con la cabeza en el panel de alarmas. No me entretengo en ver cómo se encuentra. Aprieto los dientes y trato de elevar el morro del Hércules, sin conseguirlo.
Después, la panza metálica chirría, los pitidos se hacen ensordecedores y el polvo nubla los cristales.
Hemos aterrizado.

Dos horas más tarde, a la sombra de una de las alas, observo el horizonte anaranjado mientras empino una petaca llena de ron. El chico sale renqueando y se desploma junto a mí. Tiene una buena brecha en la frente, tamizada por una costra oscura y reseca de sangre.
―¿Y ahora qué hacemos? ―me pregunta.
Le ofrezco la petaca.
―Coño, pues sacar la caja de herramientas y ponernos manos a la obra.


Bueno, amigos.
Llevo unas semanas dándole vueltas a una idea. Veréis, hace cosa de unos días, una prestigiosa editorial me pegó un buen puntapié en el todo el culo. Perdonad que no sea más fino, pero fue exactamente lo que hizo. Y lo hizo muy profesionalmente, sin tapujos y sin adverbios acabados en –mente, del tipo "lamentablemente". Vino a decirme que mi tercer manuscrito tenía serias carencias según su punto de vista: que no conseguía mantener el interés y que mi escritura no sobresalía.
Por supuesto fue un golpe difícil de asimilar. Algo así como si te encuentras en el cuadrilátero y la rubia de la tercera fila descruza las piernas embutidas en una minifalda de infarto. Lo más probable es que no resistas mirarla y que por eso recibas un buen gancho en el hígado y te quedes sin aire.
Hasta ahora había tenido rechazos cariñosos (que dicho sea de paso no sirven para nada porque son como si la chica que te vuelve loco te lleva a la esquina de la discoteca y te dice: “siempre seremos amigos”). Esta editorial, quizá por mi insistencia, quiso darme una cura de humildad y un buen manotazo del tipo “espanta moscas”.
A esto se junta la opinión de una estimada amiga que ha leído las primeras páginas de mi último manuscrito y que no termina de convencerle mi estilo. Es duro de asimilar, claro que lo es. "Pero, chico", me digo, "no es el fin del mundo".
La corrección de mi último manuscrito me está dando serios quebraderos de cabeza y creo que ahora sé por qué. En los últimos meses he ido comprando de forma inconsciente algunos libros de autores “clásicos” que aún no he tenido tiempo de leer. Me parece que con esta corrección he llegado al límite mismo de mis actuales capacidades como escritor. No hay nada que frustre más que encontrar una y otra vez los mismos recursos, las mismas redundancias, las mismas expresiones. Eso no dice bien a favor de mi estilo, por supuesto. Es hora de dar un salto cualitativo y esto enlaza con mi anterior entrada titulada “alegato de un escritor novel”.
Siempre he sido un lector ecléctico, pero creo que es hora de dar un pequeño salto cualitativo y bucear entre los “grandes”. Tengo serias lagunas que debo solventar para poder ser un buen escritor, bueno de verdad. Básicamente necesito conocer dónde está el listón.
Evidentemente no me convertiré en un escritor divino, porque para eso debes nacer con unas cualidades especiales, pero si lucho y trabajo puedo llegar a ser bueno.
He estado releyendo el libro “Mientras escribo” de S. King y he encontrado esta curiosa clasificación:

Los escritores se ordenan siguiendo la misma pirámide que se aprecia en todas las áreas del talento y la creatividad humanos.
Los malos están en la base. Encima hay otro grupo, ligeramente más reducido pero abundante y acogedor: son los escritores aceptables, que también pueden estar en la plantilla del periódico local, en las estanterías de la librería del pueblo o en las lecturas poéticas a micrófono abierto. Es gente que ha llegado a entender que una cosa es que esté indignada una lesbiana y otra que sus pechos sean eso, pechos.
El tercer nivel es mucho más pequeño. Se trata de los escritores buenos de verdad. Encima (de ellos, de casi todos nosotros) están los Shakespeare, Faulkner, Yeats, Shaw y Eudora Welty: genios, accidentes divinos, personajes con un don que no podemos entender, y ya no digamos alcanzar.

Así que volviendo a los libros que he recopilado en estos meses os pongo la relación de los que tengo y os pido vuestra ayuda para completar una relación de buenas novelas de las que aprender:

-Madame Bovary , de Gustave Flaubert.
-Crimen y castigo, de Fiodor M. Dostoievski.
-Por quién doblan las campanas, de E. Hemingway.
-Adiós a las armas, de E. Hemingway.
-Las nieves del Kilimanjaro, de E. Hemingway.
-La impaciencia del corazón, de Stefan Zweig.
-El extranjero, de Albert Camus.
-Veinte mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne.
-A sangre fría, de Truman Capote.
-El gran Gatsby, de F.Scott Firzgerald.
-Cuentos imprescindibles, de Anton Chéjov.
-Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift.
-El hombre invisible, de H.G. Wells.
-La montaña mágica, de Thomas Mann.
-Trópico de Cáncer, de Henry Miller.
-Grandes esperanzas, de Charles Dickens.
-El halcón maltés, de D. Hammett.
-Crónicas marcianas, de Ray Bradbury.
-Rayuela, de Julio Cortázar.
-El monje, de M.G. Lewis.
-La cartuja de Parma, de Stendhal.
-Guerra y paz, de L. Tolstói.
-El corazón de las tinieblas, de Conrad.

Como podéis ver es una selección bastante variada (y tal vez nada razonable). Además faltan muchos autores como Poe, Lovecraft, Kafka, Borges, Stevenson, Galdós… y sobre todo autores en lengua castellana (muchos los leí en mi adolescencia, pero me gustaría que me aconsejarais de todas formas).
Así que espero vuestra ayuda (podéis repetir obras de un mismo autor si lo deseáis): ¡¡¡Muchas gracias!!!

miércoles, 18 de noviembre de 2009

2012, piratería invertida.


Al ver una peli como 2012 uno puede hacerse una idea bastante clara de cómo anda el panorama creativo. No seré yo el hipócrita que os diga que no vayáis a verla, por mucho que me entraran ganas de echar la pota a la media hora de proyección. Es más, a todos aquellos que os guste escribir, o crear, o lo que sea, os recomendaría que la vierais encarecidamente.

Hacer una crítica de esta peli, sería en sí mismo como condensar todos los tópicos de las críticas que pueden hacerse de una peli mala. A decir verdad, el film se comporta como un recipiente sobre el que vertemos los ingredientes para hacer un batido, esto es: efectos especiales a mogollón, cataclismos, cierto intento de tensión emocional entre personajes, algunos actores medio decentes o con caras conocidas, protagonistas de todas las edades, paisajes emblemáticos como fotos de postal, y todo tipo de ideas copiadas hasta la saciedad de los últimos treinta años de cine de entretenimiento catastrofista: un poquito de Aeropuerto 79, Terremoto, El coloso en llamas, El submarino, Independence Day… Ah, y para mezclar bien no se echa agua, basta con añadir dinero por un tubo y remover a ver qué leches sale. ¡¡Mambo!!

Bueno, lo que demuestra esta peli de “fórmulas” es que el cine de entretenimiento se ha ido al carajo, y perdonadme el lenguaje. De niño recuerdo estupendas películas que eran puro espectáculo: Robin Hood, King Kong, Tarzán, El imperio Contraataca, San Francisco… Jolines, ahora los estudios de cine, los guionistas, los productores, los directores, los actores… se han empeñado en bajar tanto el listón que me pregunto, y es en serio, si de verdad nos toman por tontos. No se puede hacer peor con tantos medios: escenas de acción que parecen un videojuego de la play, diálogos absurdos, personajes que tienen menos expresividad que un muñeco de trapo, buff… ¡¡Dan ganas de llorar!!
Lo malo es que cuando uno mira los escaparates de las librerías o se pasea entre baldas repletas de novedades –y salto ahora al sector literario- se da cuenta de que el leit motiv que inspira al mercado editorial es el mismo: Ctrl+C & Ctrl+V, Copy-paste, o dicho en cristiano: copiad y pegad fórmulas que ya funcionan y mientras éstos traguen (sí, refiriéndose a nosotros), pues adelante, que lo demás no importa.
Pero sí importa.
Importa un huevo.

P.D. Eso también se llama piratería. Por lo menos yo siento que me han robado.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Alegato de un escritor novel

Hace unos días, Warkos (Francisco Moreno), autor de "Últimos suspiros", sugirió a los foreros de Bibliotecas Virtuales que hiciésemos un repaso de nuestra trayectoria literaria para ver en qué punto nos encontrábamos en la actualidad.
Esto fue lo que yo puse (por cierto, la idea de convertirlo en una entrada del blog me la dio la genial Malube).

Presentado por Deusvolt el 11 de noviembre:
Bueno, pues yo llevo escribiendo en serio, poco más de tres años.
Desde entonces he terminado cuatro manuscritos (novelas), una novela corta y algunos relatos. Tocando distintos géneros.
He aprendido muchas cosas por el camino. Me quedo con: 1) existe una cosa que se llama pulir textos (antes no lo sabía,je,je..), 2) publicar cuesta un huevo si no quieres pagar por ello, y, 3) puedes conocer gente genial en foros, blogs y demás recovecos de internet, que, a diferencia del mundo "real", están dispuestos a echarte una mano.

Creo, y lo digo sin pudor, que me han rechazado la mayoría de editoriales y agencias de este país. Ahora bien, esto hay que matizarlo con bastante prudencia: RECHAZO es una palabra que adquiere un significado particular y dramático en el mundo del novel. No creo que se pueda decir que a un escritor lo han rechazado si no han leído lo que ha escrito.
Básicamente, las editoriales y agencias tienen el terreno muy acotado, híper-restringido. Quedan pocos, poquísimos huecos y, claro, apostar por un novel es difícil porque (y esto es una definición de Malube muy acertada) en términos económicos, el novel, es una inversión de riesgo. Y la pasta, en este mundo, es la reina de las leyes universales.
Por tanto, amigos y amigas, no me doy por rechazado, me doy por IGNORADO. Ese sería un término más certero, ¿no os parece? Me quedo con la opinión de los escasos profesionales que sí me han leído y que me han dicho anotaciones muy positivas. Eso sí, todavía no he conseguido publicar.

Pero, ¿queréis que os cuente un secreto? Pues mirad, he llegado a una conclusión existencial en la que no había caído hasta ahora. Me refiero, a caer de verdad:
>>Escribir es maravilloso. Y mi preocupación ahora mismo, mi única preocupación de verdad es ser un buen escritor, un auténtico escritor. Perfeccionarme, instruirme, darme coscorrones contra la pared y no tener prisas. Por eso todavía ando corrigiendo mi cuarto manuscrito: leo unas pocas páginas al día, las subrayo (voy por la revisión 5) y escucho consejos de gente que me comenta acerca de él. Hago los cambios que creo convenientes, siendo respetuoso con todo el mundo. Hago lo que me pide una extraña Trinidad formada por: el corazón, las tripas y el cerebro. De ese mejunje salen mis libros, con mucho amor y cariño. Seguro que el mismo que les ponéis vosotros.
Por último, insisto en lo del desapego por publicar. Fijaos en quién os lo dice, ¿eh? Alguien que lo deseaba fervientemente hasta hace dos telediarios. Pero no, creo que ése no es el camino. El camino, el auténtico camino es escribir como Dios manda. Encontrar vuestra voz interior, vuestra alma, vuestro estilo. Yo aún lo busco. Y creo, que, poco a poco, mi estilo o mi ausencia de él, se percibe en mis novelas como las trazas del aceite en el agua. Puede ser, en estos momentos, una sola gota, pero se ve claramente.
Y dicho esto, os pongo una cita que coloqué en mi blog (del que estoy muy orgulloso, dicho sea de paso). Esta cita hace referencia al libro Martín Eden, de Jack London del que hice una reseña y que aconsejo a todo escritor novel. El libro cuenta las peripecias de un escritor en ciernes que lucha contra la maquinaria editorial.

―Pero, Martín; si eso es así, ¿cómo es que hay escritores que han triunfado?
―Llegaron a triunfar…, triunfando. Haciendo tales maravillas, tan gloriosas creaciones, que quemaban con su fuego y reducían a cenizas todo lo que se oponía a su triunfo. Y eso es lo que yo quiero hacer: triunfar.


Por tanto, tened fe como yo la tengo. Si lucháis por ese sueño, si cambiáis el punto de mira y en vez de en soñar con publicar soñáis con escribir mejor, seréis tan grandes, tan fuertes, tan buenos, que nadie podrá pararos.

Un abrazo de un amigo que os quiere.

martes, 10 de noviembre de 2009

La carretera, de Cormac McCarthy



La carretera ha sido un flechazo literario: amor a primera vista.
Dicen que, a veces, no eres tú quien elige un libro, es el libro quien te elige a ti. Creo que eso es lo que me ocurrió con este librito de apenas doscientas páginas.
Ahora, cuando ya anuncian la película protagonizada por el genial Viggo Mortensen, no puedo cuando menos pensar lo afortunado que he sido de haber descubierto esta novela y haberla leído con la mentalidad intacta.
Porque "La carretera" es, sin duda, uno de los mejores libros que he leído nunca.
Representa el viaje del hombre a través de la oscuridad de los tiempos –en este caso futuros-, donde la vida se calibra por el hambre (la medida universal de la existencia). Ese viaje nos narra la historia de amor entre un padre y un hijo, el único hálito de luz en medio de un mundo entre tinieblas, cuya orientación para sobrevivir será el agrietado asfalto que surca la tierra y por donde también pisa el horror caníbal.
El libro posee una prosa desgarradora desprovista de artificios, que no sigue ninguna de las reglas convencionales que nos atan cuando escribimos y, más importante aún, cuando leemos. Frases cortas a base de punto y seguido, o frases largas sin comas, y párrafos segregados cual estrofas de un melancólico poema. Con ese estilo genuino de los grandes autores norteamericanos, de tintes autobiográficos, que ensalzan al “hombre” capaz de vivir al raso, hábil con sus manos, eminentemente pragmático y que, sobre todo, no se rinde jamás.
Y el dolor, siempre el dolor:

Todas las cosas bellas y armónicas que uno conserva en su corazón tienen una procedencia común en el dolor.

Es para mí una lección única e irrepetible, un rayo de esperanza.
Porque, después de leerlo, te darás cuenta de lo triste y gris que se había vuelto el mundo de los libros.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Panorama literario


Una gran escritora, hace escasos días (¿o fueron horas?), me dio un buen consejo acerca de la mentalidad positiva.
Sea porque es una persona a la que admiro y considero una amiga, o por mis propias circunstancias actuales, trato de poner en práctica ese consejo, y me encuentro en un período de relativa calma literaria. Desconozco si los avatares del destino me llevarán a que se desencadene la tormenta tras la calma, pero lo cierto es que, ahora mismo, contemplo mi futuro literario desde una óptica distinta y distante. Corrijo, escribo, leo, comento. No estoy para nada preocupado por las contestaciones de editoriales y agencias. En definitiva, de algún modo, me he dado cuenta (pero de verdad) que "tengo que ir a lo mío". Como una hormiguita que trabaja sin prisa, pero sin pausa.

Quería deciros estas palabras antes de lo que expongo a continuación: la respuesta de una joven editorial que me ha contestado al cabo de unos cuantos meses. Ofrece una visión deplorable de la situación editorial y, me apetecía compartirla con vosotros a ver qué opináis. Pero, sin deprimirse, ¿vale?
Porque me parece que el Dan Brown va a poder comprarse unas cuantas castañas asadas estas Navidades sin problemas.
Un saludo.

>>Cuando …creamos la editorial…., teníamos un proyecto en mente que desgraciadamente en estos momentos no podemos llevar a cabo…
…Como le indico, una cosa son las ideas y otra bien distinta la realidad. En nuestro caso el choque con la realidad ha sido verdaderamente decepcionante: Escasos puntos de venta, porcentaje de devoluciones altísimo, poca o nula rotación del fondo, elevados margen para los distribuidores y las grandes superficies, elevadísima presión en los puntos de venta de los grandes grupos editoriales, espectaculares caídas de las ventas y del número de visitantes en librerías, poquísima profundidad de los fondos en las librerías, escasa visibilidad de títulos de poca rotación, etc.

Ante este panorama y antes de rechazar todos los libros que nos habían ofrecido, decidimos apostar por un nuevo formato, el del libro electrónico o ebook con posibilidad de impresión a medida.

Para evaluar la viabilidad comercial de la propuesta encargamos a una empresa auditora un estudio de mercado y el resultado nuevamente ha sido decepcionante. Nulas o escasísimas ventas, coste de la producción soportado por los autores, y en más del 97% de los casos el comprador final del libro es el autor o sus familiares y allegados.

Podríamos ofrecerle publicar su libro como ebook pero sentiríamos que le estamos engañando pues si bien el coste de dicha propuesta es nulo o muy bajo para ambas partes, la rentabilidad es también escasísima o nula...

lunes, 2 de noviembre de 2009

Una mañana de domingo


Ayer domingo recogí a mis padres y los llevé a dar un paseo en coche.
Antes, cuando mi padre podía conducir, era parte de su ritual semanal. Solían pasear por los mismos lugares todos los fines de semana, a saber: el muelle, la plaza del Ayuntamiento, el faro de Navidad… Nuestra ciudad, aunque pequeña, tiene un puñado de sitios acogedores, marineros, donde uno puede pasear mecido por la brisa, ensanchando los pulmones.
Los llevé al valle de Escombreras, para que vieran todo lo nuevo que se había construido en acero y hormigón. Entramos por Alumbres y no abandonamos la visión de las tuberías hasta que dejamos atrás los túneles que conducen a Cala Cortina.
Detuve el coche en el mirador, bajamos, y desde lo alto contemplamos la playa. Aunque el sol no terminaba de decidirse, hacía un día agradable. Debajo nuestra, un par de bañistas nadaban en aguas transparentes observados por la gente que tomaba el aperitivo en la terraza del restaurante.
Apenas hablamos. Estábamos sobrecogidos por la tranquila visión que ofrecía el mar.
Yo pensaba lo curioso que es el subconsciente. Aquella cala, como otros lugares que visitaríamos el domingo, habían servido de inspiración para mi nuevo manuscrito. Así, Cala Cortina se había transformado sobre el papel en Cala Marfil. Una playa que no era exactamente igual a la original, aunque recordaba vagamente a ella. Era, por decirlo de algún modo, el otro lado del espejo, aunque un espejo imperfecto, deslucido. El espejo particular de mi propia visión de las cosas.
Últimamente estar con mis padres me produce una desgarradora melancolía. De pequeño, no me detenía a pensar en el tiempo. Supongo que la vida, que el estrés laboral y la propia sociedad, te sumergen en la creencia de que lo importante sucede en los períodos vacacionales. Nos pasamos media vida pensando en las vacaciones y cuando las tenemos, nos pasamos medias vacaciones pensando en lo poco que nos queda. Cuando uno es niño no piensa en el tiempo, preciado y precioso, que disfruta junto a sus padres. En lo fuertes y seguros que se ven con los ojos de la infancia.
Por eso, cuando puedes disfrutar con ellos una mañana de domingo, sientes que el tiempo se ha detenido para ti y te ha guiñado un ojo. Como si fuera posible atraparlo en una cajita de música y reproducirlo siempre que quisieras. Aunque sabes que, eso, no mitigará el dolor cuando ya no estén.
Reproduzco ahora unos versos de Agustín, conde de Foxá, que encontré en el libro que me dejó mi amiga Isis: "La brújula loca", de Torcuato de Tena.

En los ojos de tu madre
serás niño hasta el final.

viernes, 23 de octubre de 2009

Tocado y hundido.


Las noticias más amargas se reciben a menudo cuando uno más espera, precisamente, recibir noticias buenas. Es otra paradoja de la vida. Como autor novel, o aspirante a escritor, o sólo como alguien que tiene un sueño, y que por tanto puede extrapolarse a cualquier propósito que os propongáis en la vida, el de hoy, amigos, ha sido un día amargo.
De nuevo giró el bombo, y, de nuevo, salió una bolita cuyo número no se encontraba en mi cartón.
Una prestigiosa agencia literaria ha valorado positivamente mi tercer manuscrito, calificándolo de muy bueno dentro del género en el que se encuadra –terror-. En resumen, ha pasado el temido filtro, cosechando un buen informe de lectura. Pero no ha sido suficiente. Al parecer, según la agencia, la situación económica está mal (eso no puede negarse), y las editoriales no dejan huecos, y mucho menos, si se trata de gente nueva.
Eso es lo que me han dicho.
Así que aquí estoy, flotando sobre una caja de madera que debía contener repuestos del barco donde navegaba, un acorazado alemán de los años treinta. Observo cómo el casco humeante cruje y se retuerce tragado por el río de la Plata.
Toso y me aferro a los tablones astillados, arrastrado por la corriente.
¿Será el fin?

domingo, 18 de octubre de 2009

Perseverancia



El viernes fue un día extraño. Salí de casa algo más temprano para intentar evitar la larga caravana que se forma al ir hacia el trabajo. A pesar de eso, cuando tomé la salida de la autovía tuve que admitir que los minutos robados a mi sueño habían sido infructuosos. A través de la luna de mi coche observé la garganta luminosa que discurría frente a mí. Suspiré y subí el volumen de la música. Cada vez tengo menos ganas de escuchar las noticias.
Tras una lenta procesión, a base de segunda y pedal de freno, justo cuando iba a incorporarme a la última rotonda, me adelantó, por el arcén, una patrulla de la Guardia Civil. Los agentes cruzaron el vehículo con habilidad en medio de la rotonda y se bajaron. Sus chalecos reflectantes refulgieron entre tinieblas. En un santiamén desplegaron una suerte de conos cerrando el paso. Coño, justo cuando rozaba la entrada del curro con los neumáticos. Nos obligaron a seguir otro kilómetro de autovía hasta la siguiente rotonda. Como por arte de magia, el denso tráfico se descongestionó, y el motor de mi coche ronroneó alegre, harto ya de las marchas bajas, pero, claro, mis ánimos quedaron mermados.
A pesar de la música, y dependiendo de las canciones, cuando conduzco suelo meditar.
Recuerdo que una de las cosas en las que pensé fue en que los viernes son de los mejores días, porque traen la ilusión del fin de semana en ciernes y lo que eso conlleva: el dulce hogar, el fin de la dictadura del despertador, las comidas familiares, la lectura, en definitiva: la ausencia de otras obligaciones a excepción de las propias. Siempre que se tenga la suerte de no tener que trabajar los sábados o los domingos, que a veces también toca. Pero, paradójicamente, los viernes son también días lastrados. En ellos se sedimentan los cansancios de la semana, el estrés, los problemas sin resolver y los que amenazan con agrandarse.
Para un aspirante a escritor, el fin de semana resulta nefasto. Sabe que la bandeja de entrada del correo permanecerá ajena a ese mensaje quimérico. El que todos llevamos en mente, y que abrirá un hueco entre las nubes.

Tras la jornada de trabajo volví hecho polvo a casa. Tuve que aprovechar una tregua que concedió la lluvia. Ahora el asfalto se antojaba límpido, con un negro tan profundo y homogéneo como un trazo de pincel ejecutado con destreza.

Ya en mi casa, me tiré sobre la cama, quitándome los zapatos al mismo tiempo. Así de cansado estaba. El curro anduvo turbio como el día, con sensaciones contradictorias. Los datos, los números, los emails se amontonaban en mi cabeza, atropellándose.
Fue mi esposa la que me recordó que a las siete y media había una presentación de un libro en Cartagena. Le contesté que no tenía ganas, que estaba demasiado agotado como para pensar siquiera en ir. Ella entendió que me encontraba en esos días grises que me asaltan sin previo aviso. Fue muy tierna.
El caso es que me convenció. Volví a montar en el coche y salí pitando, temiendo llegar tarde como suele ocurrirme. Para colmo de males, la ciudad estaba hecha un desastre gracias al famoso "Plan E" que la mantenía más patas arriba que de costumbre. Las líneas divisorias de los carriles yacían amarillas indicando provisionalidad e improvisación, carteles de advertencia surgían cada poco, los sentidos del tráfico se invertían, y el trayecto se convirtió en un rally incierto e irritante. Dejé el coche en el aparcamiento del puerto, que ofrecía una estampa costumbrista con retazos de nubes grises sobre un mar agitado.
Cuando llegué a la veterana librería Escarabajal, subí los escalones de dos en dos, y pude comprobar que la presentación de “El secreto de Nicea” ya había comenzado. Me senté al final de la media docena de filas de sillas desplegables. Una treintena de personas escuchaba con atención a la dueña de la librería (Ana Escarabajal) comentar el currículum tanto del autor de la obra, Francisco Gijón, como el del hombre que iba a actuar de cicerone del mismo, Francisco Javier Illán.


Debo confesar, que hace cosa de unos meses ni siquiera se me hubiera ocurrido asistir a la presentación de un libro. Ahora, a base de rechazos y del lento despertar de mi ermitaña condición de escritor novel, he decidido hacer un esfuerzo por conocer qué hay al otro lado.
La presentación fue muy agradable. Francisco Javier Illán criminólogo de profesión, escritor, presentador y colaborador de revistas literarias, además de bloguer y un montón de cosas más que no recuerdo, resultó un tipo sencillo, campechano, y sin pelos en la lengua. Contó los avatares que le habían llevado a estar ese día allí, en el primer piso de Escarabajal presentando una novela, que, a priori, tocaba temas que se contraponían a sus propias creencias morales. Me resultó significativo que hoy en día, en el mundo de las letras, un hombre insertado en ellas plenamente, fuera capaz de reconocer sus tendencias sin maniqueísmos. Francisco Javier presentó con brillantez “El secreto de Nicea”. Pido disculpas por no colocar fotos del propio evento, pero el estrés diario me tenía noqueado aquel día.
Francisco Javier Illán
Luego, fue el propio autor, Francisco Gijón, quien tomó la palabra. Habló con una voz capaz de encantar a serpientes, de esas que dejan huella. Una voz sabia y madura, impropia de alguien tan joven. Eso, unido a su aplomo, me causó una profunda impresión de lo que significa ser escritor ante un público y hablar sobre literatura. Obviamente, yo, como aspirante, sentí un cierto retraimiento. Cuando estoy ante otros escritores tengo tendencia a empequeñecerme.
Francisco Gijón

En este caso, en concreto, Gijón defendió a capa y espada un tipo de literatura histórica que sobresale de los cánones actuales. Historiador de formación, explicó el riguroso trabajo que hizo, basado en fuentes clásicas, para abordar un libro como aquel. La historia bien contada resulta fascinante, aunque como él mismo apostilló, el hecho de que esté profusamente asentada en escritos existentes no la hace más veraz, puesto que, en definitiva, se basa en palabras que otras personas escribieron, que no necesariamente, reflejan lo que realmente ocurrió. Y como también resaltó: los vencedores, que son al final los que escriben la historia, no añaden nada, en todo caso, borran.
Curiosa tertulia siguió después, pasando de puntillas sobre “la otra literatura histórica” o “pseudohistórica”. Dominada por esa especie de histrionismo que embarga al mercado editorial actual donde, forzosamente, todo hecho histórico debe ir acompañado por un misterio oscuro, y a poder ser, un misterio tan grande que sostenga él sólo la existencia de la humanidad.

Finalmente me quedo con la disertación sobre el Concilio de Nicea, sobre el que versa profusamente el libro. Fue realmente interesante puesto que yo desconocía que en aquel concilio se filtraron 270 evangelios, quedando los cuatro que todos conocemos. Esa criba produjo una “fusión” de los distintos caminos que había tomado el cristianismo hasta el siglo IV, y, en la práctica, dio lugar al asentamiento de una forma común de entender la sociedad a partir de ese momento, con la religión, una religión más homogénea, en costumbres y principios de fe, como centro motor de la sociedad. Y ese paso sí fue definitivo en la historia, por tanto que sus consecuencias han llegado hasta nuestros días haciéndonos ser lo que somos.
Lamentablemente, debido a lo tarde que se había hecho, se tuvo que cerrar la presentación. El autor comenzó su ronda de firmas y yo me acerqué a saludar a Francisco Javier Illán. Tenía muchas ganas de conocerlo, precisamente por una de las cosas que había leído sobre él: que era un hombre muy interesado en los nuevos escritores de la región de Murcia.
Fue una conversación breve. Básicamente me dio ánimos para seguir adelante, inculcándome la idea de que al final, seguro, publicaría. Comentamos acerca de cómo se las gasta el sector editorial, y, justo cuando íbamos a despedirnos, empleó la palabra mágica. La que debe acompañar a cualquier escritor en ciernes: Perseverancia.
Así que la repito de nuevo, desde este modesto blog, porque a mí su sonido me produce una especie de sugestión. Creo que "Perseverancia" es una de esas palabras nobles, rotundas, que crean un efecto de "poder" a quien las emplea.
Gracias, Francisco Javier, fue un placer conocerte.

lunes, 12 de octubre de 2009

Tiempo de espera

Esta semana se presenta como un tiempo de tránsito.
Me incomodan ese tipo de días donde uno espera recibir noticias, porque las sensaciones se aletargan y los suspiros se estiran como el queso mozzarella auspiciado por el calor del horno.
Os preguntaréis qué demonios espero. Bueno, soy un poco terco, así que sigo en mis trece, ya que estoy convencido de que la anterior entrada sobre la Feria de Frankfurt va a ser muy predictiva.
Mientras, echo la vista atrás y no dejo de sorprenderme con la gente buena que me he encontrado por el camino. En octubre hará un año desde que entré en Bibliotecas Virtuales y empecé a recibir prácticos consejos de compañeros y compañeras que estaban en una situación parecida a la mía.
A pesar de los reveses que da el mercado editorial, te topas con gente generosa que te brinda nuevas perspectivas y puntos de vista. Lo que más valor tiene, a mi entender, son sus propias experiencias porque hablan con conocimiento de causa.
Después de mi primer contacto, me abrí “al mundo literario”, visitando más asiduamente otros foros (Locus, Prosófagos...) y hallé, sin darme cuenta, el universo de los blogs. Fue otro gran paso porque mis contactos con gente estupenda aumentaron.
Cuando terminé el cuarto manuscrito y, mientras esperaba un mes para corregir, decidí crear el mío propio: “El alma impresa”. Me costó porque tengo un poco de respeto por todo lo informático. Pero sin duda, ha merecido la pena.
Esta entrada es para agradecer vuestra inestimable ayuda. Vuestras visitas, relatos, comentarios y opiniones. ¡¡Mil gracias!!
El siguiente pasito (aconsejado por Daniel de Cordova) ha sido crear una cuenta en Facebook. Jope, hay mucha gente ahí, ¿sabéis?

Y la guinda del pastel ha sido el mensaje de una compañera y amiga virtual de un foro muy conocido ofreciéndose a echarme una mano para detectar fallos en mi cuarto manuscrito. Le pasé unas pocas páginas y las ha comentado de forma brillante, haciendo un gran trabajo que no sé cómo corresponder, lo que me va a ayudar mucho para seguir puliendo. ¡Un millón de gracias!
Pero no acaba ahí. Otra amiga también se ha ofrecido para darme su visión profesional. Así que le he pasado las mismas páginas, de modo que tendré más comentarios.
Tener opiniones distintas y de gente de buen gusto es un lujo que no se puede pagar con dinero.
Recuerdo con una sonrisa a un compañero que me facilitó las direcciones de sendos escritores de mi región. Me presenté por email y les pedí ayuda para que leyeran unas pocas páginas de mis manuscritos: ¡¡salieron corriendo!! (Es un decir).
Aunque, por otro lado, le agradezco a ese amigo haberme hablado de una tertulia literaria que se celebra en Cartagena mensualmente (El escarabajo palabrero) de la que comentaré en otra ocasión.
Resumiendo: no pidas ayuda a ningún escritor, sobre todo si ya ha publicado, porque se alejará de tí a todo lo que den sus piernas. Es comprensible: tienen poco tiempo, y para ellos es oro, por lo que no van a perderlo con un desconocido. Pero eso no quita que haya gente maravillosa, que habita entre nosotros, y que te ofrecerá ayuda cuando menos te lo esperes (también de gente que ha publicado, pues acabo de recibir un mensaje de un notable escritor de mi región brindándome su ayuda). No las atosigues, ni presiones. Recuerda que lo que te ofrezcan es un regalo. Mientras, escribe, lee, escribe y lee. Comenta en los foros, en los blogs, infórmate y disfruta con lo que te gusta, ¿no amas la literatura?

Esa es mi conclusión:
A pesar de las distancias que nos separan, formamos una comunidad muy bonita. Un gran cuadro con matices variados de inexperiencia y sabiduría, que se complementan y crean, a su modo, una extraña y paradójica obra de arte. Porque, no podemos olvidarlo, la literatura es arte. Que en realidad viene a ser magia. Sí, magia pura. Pues la primera magia del mundo nació con la palabra y el pensamiento.
Y es la palabra, precisamente, la que forma ese hilo invisible que nos mantiene unidos.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Aquí se cocinará nuestro futuro...

Pues sí amigas y amigos, a estas alturas del partido, nosotros, los que hemos tomado la escritura como algo más que una afición y ansiamos publicar y, por supuesto, los que ya lo han hecho, hemos perdido la ingenuidad tan abruptamente como pierde una gitana lustrosa su virginidad el día de la boda, mostrando el pañuelo ensangrentado para goce de familiares y amigos. Y pobre de ella como no sea así.
Atrás quedaron los días en los que pensábamos que escribir era lo más difícil, el verdadero reto. Ahora sabemos que lo complicado es, en realidad, lo que viene después: hacerse un hueco en el mercado editorial. Un mercado en constante evolución, con ejecutivos, analistas, vendedores, ojeadores, datos, gráficos y toda la pesca. Perdonad si mi lenguaje suena esta vez algo más soez que de costumbre. La culpa quizá sea del comisario Llob, genial creación de Yasmina Kadhra y su “trilogía de Argel”, que he estado leyendo estas semanas y que ha sido tan revelador como dos buenas hostias dadas en toda la jeta (o la chola como diría él) para darme cuenta de la realidad.
Pero nunca es tarde si la dicha es buena y a mal tiempo buena cara. ¡La leche! Sí que se me ha pegado, sí. Bueno, este sarcasmo ácido que envuelve mi pluma virtual es una muestra del nerviosismo que invade mi futuro próximo. Y el vuestro.
¿El nuestro?, diréis… ¡Ja! ¡Os he pillado! Pues sí. Un profesional del sector me alumbró con algo que desconocía y que, con toda seguridad, es una de las razones por las que las agencias y editoriales esperan antes de pronunciarse sobre algunos manuscritos que están en su poder. ¿¿Qué razón?? -diréis abrumados por la perplejidad, pues barrunto que algunas y algunos ignorabais que podía haber una razón lógica. Pero la hay, porque no olvidemos el principio de la entrada: esto es un mercado de negocio, económico, puro y duro.
¿De qué se trata Sergio? Vale no os hago esperar más: pues se trata de la Feria del libro de Frankfurt, de la que dependerá el futuro de unos cuantos de nosotros: la que marcará la tendencia en las ventas, el género de moda, lo que se llevará en los próximos meses y los huecos que se abrirán o se cerrarán. Algo así como la Pasarela Cibeles con hojas y e-books en vez de trapitos.
Por eso no os extrañe recibir emails pasadas unas semanas: crucemos los dedos.


Y ya que estamos, pues me he informado un poco de qué va este tinglado y comparto la información con vosotros y vosotras porque me caéis bien, ja, ja.. Así que me quito el abrigo lleno de agujeros del comisario Llob, y paso a un discurso aséptico y formalito digno de un periódico como el País o elABC, por poner dos ejemplos para todos los gustos. ¡Que Dios reparta suerte!


La feria del libro de Frankfurt, Alemania (Frankfurter Buchmesse, Frankfurt Book Fair) es la mayor feria comercial de libros del mundo. Lugar de encuentro de los expertos de la industria literaria: editores, agentes, libreros, escritores e, incluso, productores cinematográficos.
Está considerada como el mercado más importante en temas de derechos, lincencias y en general en todo lo relativo al universo literario y los medios de comunicación.
Se suele celebrar anualmente por octubre; este año 2009, en concreto, entre los días 14 al 18, siendo China el país invitado de honor.
Os pongo el enlace, que permite la traducción al español.
http://www.frankfurt-book-fair.com/en/fbf/

Algunos datos de infarto referentes a 2008 que podréis encontrar en la página y que os pueden aportar una ligera idea:

Expositores: más de 7.300 expositores procedentes de 100 países.
Visitantes: más de 299.000.
Los visitantes profesionales: alrededor de 186.000 de 117 países (75 % de los visitantes procedentes de Alemania y el 25 por ciento desde el extranjero).
Periodistas: alrededor de 10.000 periodistas de 63 países
Agencias literarias: 286 agencias.
Publicaciones: 402.284 , de las cuales había123.496 títulos nuevos
Eventos: alrededor de 2.900.
Área: aproximadamente 172.000 metros cuadrados
Online-inscripciones: alrededor de 15.000 visitantes profesionales registrados, 2.000 en virtud del mismo libreros y más de 800 traductores.

Por supuesto las Agencias Literarias tienen su apartado propio dentro de esta feria, en el pabellón 6.2, que posee, además, distintos servicios como reprografía, fax, salas de reuniones, de exposiciones, área de noticias y un bar, que será testigo de acuerdos rubricados con una gran jarra de cerveza.


Según la página web, este punto de encuentro de las agencias es, desde 1978, el más importante y activo dentro de la Feria de Frankfurt. En él se dan cita casi 300 agencias y más de 500 agentes, lo que puede dar una idea del intenso trabajo y movimiento.
Otra cosa interesante que he encontrado en la página web, aparte de publicaciones, búsqueda y consulta de libros, exposiciones de editoriales, etc. es lo referente a los datos de publicación de libros. Por supuesto, me he centrado en los españoles. Son datos fiables y objetivos que toman el pulso a nuestro mercado editorial y que, en mi opinión, son muy interesantes. Y con esto termino. ¡Que aproveche!
Información sobre la producción de libros en España

Ventas
En 2005, la industria del libro español alcanzó unas ventas totales de aprox. € 2.933.000 millones (2001: € 2.607.000 millones).

Las 29 mayores empresas de publicación fueron responsables de 63,2% de estas ventas en 2005. Las ventas totales aumentaron un 1,8% en comparación con el año anterior.

Libros representaron el 75% de las ventas, el 25% provino de otros productos, principalmente películas (48,8%) y CD-ROM (27,4%). (Fuente: Federación de Gremios de Editores de España: Comercio Interior del Libro en España 2005).

Producciones Libro / nuevas publicaciones por año
Título de la producción de 2005: 69.598 (2004: 67.822), Nuevas publicaciones de 2005: 35, 046
Fiction (14.208 títulos)
Non-Fiction (14.879 títulos)
Literatura infantil y adolescente (11.756)

Estadísticas de la licencia
En 2005, el español fue una vez más uno de los 10 idiomas más importantes para la venta de los derechos y licencias a otros países.
Para las empresas editoriales de Alemania, España ocupa el cuarto lugar después de Polonia, la República Checa y Corea del Sur por los derechos de las licencias vendidas en el extranjero. En 2005, las empresas editoriales alemanas venden 529 derechos de las licencias a España (2004: 465), o el 7,1% del volumen total. La concesión de derechos para los españoles en la literatura infantil y de adolescentes también sigue aumentando. Después de sólo 112 de los derechos o licencias en 2004, el total fue de 145 en 2005. Esto sólo es superado por las ventas para el chino y coreano. (Fuente: Buch und Zahlen Buchhandel en 2006).
Exportaciones e importaciones
Las exportaciones se redujeron en 2005 en comparación con el año anterior, mientras que las importaciones aumentaron.
Las exportaciones totales de 2005: € 452.894 millones (2004: € 467.954 millones)
Las exportaciones a Alemania 2005: € 28.886 millones (2004: € 39.321 millones)
Las importaciones totales de 2005: € 43.927 millones (2004: € 39.735 millones)
(Fuente: Federación de Gremios de Editores de España: Comercio Interior del Libro en España 2005.)
Número de empresas editoriales 2005: 1.272 empresas editoriales ; 724 empresas editoriales son miembros de las asociaciones de editores (2004: 1.265 empresas de publicación / 701 miembros de la asociación).
Desglose:
Las grandes editoriales: 26 (las ventas de entre € 18.1 y 60 millones de € al año)
Medianas empresas de publicación de tamaño: 107 (ventas entre € 2,41 y € 18 millones al año)
Las editoriales pequeñas: 549 (ventas entre € 0,3 y € 2,4 millones al año)
(Fuente: Federación de Gremios de Editores de España: Comercio Interior del Libro en España 2005).
Las ventas por punto de venta:
Las librerías y cadenas de librerías: 48,8% de cuota de mercado
Centros comerciales: 9,8%
Quioscos: 5,3%
Clubes del libro: 3,9%
La ficción se vende principalmente a través de librerías, cadenas de librerías y centros comerciales, con los clubes del libro desempeñan un papel importante para la venta de literatura infantil y de adolescentes (8%).