
¡Muchas gracias, Blanca!
Y me despido deseándoos un ¡feliz 2010!:
“De todas las cosas que han sucedido, y de las cosas tal como existen, de las que uno conoce y las que no puede conocer, uno hace algo por medio de su invención, algo que no es una representación, sino toda una cosa nueva más verdadera que cualquier cosa verdadera y viva, y uno le da vida, y si lo hace lo suficientemente bien le confiere inmortalidad. Esa es la razón de que uno escribe”. Ernest Hemingway, entrevista con George Plimpton en 1958.
Ayer recibí una noticia emocionante.
En el número de diciembre de la revista literaria Prosofagia, aparece una mini entrevista que me hizo la escritora Blanca Miosi, conocida por todos vosotros, y autora entre otros éxitos de “El legado” –La hija de Hitler- (Editorial Viceversa).
Me siento muy feliz por este detalle que ha tenido Blanca para conmigo, puesto que sólo soy un aspirante a escritor que aún no ha publicado y, por tanto, un desconocido a los ojos del mundo editorial.
¡Muchísimas gracias, Blanca!
También se lo agradezco a todo el equipo de la revista. Cuando le echéis un ojo (aquellos que nunca lo hayan hecho ya, claro) podréis comprobar la excelente calidad y profesionalidad de la misma, además de la ilusión que desborda.
La mini entrevista aparece en la página 14, no obstante os invito a leer todo el número porque no tiene desperdicio.
¡Saludos y Felices Fiestas!
Este es el enlace: http://www.revistaliteraria.prosofagos.com/
De todas formas también podéis acceder a Prosofagia en el enlace permanente que hay en el blog, columna de la derecha.
P.D. Si hubiera problemas para descargar el PDF os ruego me lo digáis, que si hace falta copio la entrevista por esta vía (je, je.. ¡Que me hace ilusión, leñe!)
Sinopsis de la obra:
Nacido con un don que le permite comunicarse con los animales, el joven Revan ha sido criado por dos misteriosos personajes que esconden secretos que el muchacho ni siquiera alcanza a imaginar.Cuando todo su mundo se derrumba debido al feroz ataque de un ejército procedente de un reino enemigo, Revan se embarca en un viaje lleno de peligros y aventuras donde encontrará y perderá amigos, se enfrentará a pruebas terroríficas y violentas y, sobre todo, descubrirá quién es en realidad y cuál es el destino que le aguarda al otro lado del mundo.
Sobre el autor:
Juan Jesús Hernández, natural de Cádiz, es, a pesar de su juventud (20 años), un escritor muy prolífico, pues tiene en su haber catorce novelas, diez de las cuales configuran el proyecto de “Los Diez Reinos”. “La Ira del Dios oscuro” es además del primer volumen de este proyecto, su primera novela publicada, y está centrada en la literatura fantástica.
Conocido por su simpatía, por su imaginación desbordante y por el entusiasmo que siente hacia la escritura, estoy seguro de que esta primera obra de Juan Jesús no defraudará a nadie.
El enlace donde podéis adquirir la novela (también podéis acceder a ella mediante la imagen del Escaparate del blog, situado en la columna de la derecha):
http://shop.eldaliepb.com/product.php?id_product=14
ÚLTIMOS SUSPIROS
de Marcos Moreno
(conocido por algunos de vosotros como Warkos)
Sinopsis de la obra:
Hay una cosa que nos conecta a todos en esta vida, y eso es la Muerte... Pasando de lo trágico a lo irreverente, de lo personal a lo ajeno, de lo crudo a lo surrealista, esta obra nos presenta una serie de historias cortas que muestran desde diversos enfoques la forma de percibir ese fatídico encuentro.
Sobre el autor:
Marcos Moreno nació en 1977 en Barcelona. Es licenciado en Periodismo y en Relaciones Laborales por la Universidad Pompeu y Fabra, y ha desempeñado la labor periodística en Diari de Sabadell, TVE y el departamento de prensa de ESADE. También ha colaborado con otros medios escritos como las revistas [Ox]ígeno y 7 Metros, y presentando un programa de radio en Alternativa Barcelona. Actualmente es redactor jefe de la revista Evasión. Marcos es además de novelista, poeta y escritor de cuentos. “Últimos suspiros” es su primera obra que sale a la luz.
El enlace donde podéis adquirir la novela (también podéis acceder a ella mediante la imagen del Escaparate del blog, situado en la columna de la derecha):
http://shop.eldaliepb.com/product.php?id_product=11
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Os deseo a ambos mucho éxito con vuestras obras.
Y para que no se diga: ¡yo ya las he comprado!
2. La primera revisión debes hacerla tú solo (sin ayuda de nadie) y debe ser general para detectar el ritmo de la novela, si los tiempos verbales son adecuados, si el sentimiento es correcto y emociona, también posibles lagunas argumentales, y si existe alguna cosa o tema que debas resaltar, o mejor expresado: si tu novela trata de algún tema en concreto, en el que no habías reparado. Esto que puede sonar a locura transitoria ocurre en mi caso porque yo escribo sin conocimiento previo de lo que va a ocurrir y por tanto la historia crece por sí misma. En esta revisión puedes descubrir conexiones entre ciertas partes que tal vez, hayan quedado demasiado débiles o dispersas. Anótalas y ensálzalas si es necesario. Y por contra, pule (elimina, cercena) aquellos excesos de información o párrafos redundantes que en esta lectura general saltan como balizas en un mar oscuro.
3. La segunda revisión debería leerla alguien más aparte de ti mismo, y si es posible más de una persona de tu confianza (en mi caso bastó con las primeras páginas, aunque por supuesto es mejor toda la obra). En esta revisión céntrate en correcciones ortotipográficas, para darles tiempo a tus lectores a darte consejos. Seguramente te los darán antes de acabar y así puedes, tras estudiarlos, empezar a meterlos en la revisión (que podría saltar casi que a la tercera).
Si el cambio sugerido es importante (tanto como para obligar a reescribir la historia) tómate tu tiempo para asimilarlo. Tal vez tu primera reacción sea echar espumarajos por la boca, pero créeme, debes dejar pasar un tiempo para comprender, para asimilar con el cerebro.
4. Tal vez, requieras de más revisiones antes de la última, yo creo que estuve por cinco o seis, pero no fueron profundas cada una de ellas, pues afectaban a partes distintas cada vez (tiempos verbales, ortografía…).
5. Lo que sí recomiendo es una última revisión exhaustiva, párrafo a párrafo, frase a frase, palabra a palabra, chirrido a chirrido. Larga, concisa y sin piedad. Es la que más me costó y fue la que mejor deja al manuscrito. ¡Parece mentira que pueda darse un salto tan importante al final!
6. Por último conviene usar el Word o cualquier otro programa para darle un nuevo barrido a todo y encontrar nuevas faltas ortográficas (a veces, tras tantas revisiones, sale algún horroroso gazapo). Tened en cuenta que habéis revisado y simultáneamente reescrito ciertas partes, por lo que el error es posible.
7. Y para finalizar: Maquetación, simple y concisa. Cuanta más sensación “de limpieza” deje el manuscrito, mejor. Sin grandes alardes, ni dibujos, ni fotos, ni letras saltonas, ni nada de eso. En mi caso y por si os interesa: letra New Times al 12, interlineado 1.5, y portada sencillita, con títulos en 14 y mis datos personales en la esquina derecha (como me dijo Daniel DC).
Bueno, Esta ha sido mi primera incursión seria con una corrección (a este nivel, claro). Lo dejo escrito para recordarlo la próxima vez, como una especie de ruta. De todas formas, no todo el trabajo está hecho, después, si hay suerte, han de venir los profesionales con sus sugerencias, con sus consejos, con nuevos fallos… Resumiendo: más trabajo todavía.
¡Ah, se me olvidaba! Lo más importante que he sacado en claro y que me ha enseñado el “clic” que os comenté en la anterior entrada, es que para corregir debéis desarrollar un vínculo entre vuestro cerebro lógico y vuestro cerebro creativo. El lógico detecta los chirridos, las arrugas, señala los puntos flacos, lo que no funciona, pero es el creativo el que reescribe. Es algo así, como los coches híbridos, por buscar un símil.
¡¡Menudo rollo os he soltado!! ¿Seguís ahí? Je,je, je… un abrazo.
Stephen King
• Escribir una historia es contársela uno mismo. Cuando reescribes, lo principal es quitar todo lo que no sea la historia.
• Hay que escribir con la puerta cerrada y reescribir con la puerta abierta. Dicho de otra manera: al principio sólo escribes para ti, pero después sale afuera. Cuando ya tienes clara la historia y la has contado bien (al menos dentro de tus posibilidades), pertenece a cualquier persona que quiera leerla. O criticarla. Si tienes mucha suerte serán mayoría los que prefieran lo primero a lo segundo.
• Aprendí dos cosas: primero, que la impresión inicial del autor sobre el personaje o personajes puede ser tan errónea como la del lector. Segundo (pero no en importancia), darse cuenta de que es mala idea dejar algo a medias sólo porque presente dificultades emocionales o imaginativas. A veces hay que seguir aunque no haya ganas. A veces se tiene la sensación de estar acumulando mierda. Y al final sale algo bueno.
• Recuerda que la primera regla del vocabulario es usar la primera palabra que se te haya ocurrido siempre y cuando sea adecuada y dé vida a la frase.
• La mejor manera de atribuir diálogos es «dijo».
• Los verbos pueden conjugarse en dos voces, activa y pasiva. El sujeto de una frase con el verbo en voz activa hace algo, mientras que al de una frase con el verbo en voz pasiva le están haciendo algo. El sujeto no interviene. Te recomiendo evitar la voz pasiva.
• Desconfía del adverbio.
• Yo soy del parecer de que la unidad básica de la escritura es el párrafo, no la frase.
• Si bien es imposible convertir a un mal escritor en escritor decente, e igual de imposible convertirá un buen escritor en fenómeno, trabajando duro, poniendo empeño y recibiendo la ayuda oportuna sí es posible convertir a un escritor aceptable, pero nada más, en buen escritor.
• Si quieres ser escritor, lo primero es hacer dos cosas: leer mucho y escribir mucho. No conozco ninguna manera de saltárselas. No he visto ningún atajo.
• Leyendo prosa mala es como se aprende de manera más clara a evitar ciertas cosas
• Por otro lado, la buena literatura enseña al aprendiz cuestiones de estilo, agilidad narrativa, estructura argumental, elaboración de personajes verosímiles y sinceridad creativa.
• También leemos para medirnos con los buenos escritores y los genios, y saber hasta dónde se puede llegar. Y para experimentar estilos diferentes.
• Quizá te encuentres con que adoptas el estilo que más admiras. No tiene nada de malo.
• Si tuviera un centavo por cada persona que me ha dicho que quiere ser escritor pero que «no tiene tiempo de leer», podría pagarme la comida en un restaurante bueno ¿Me dejas que te sea franco? Si no tienes tiempo de leer es que tampoco tienes tiempo (ni herramientas) para escribir. Así de sencillo.
• Leer es el centro creativo de la vida de escritor.
• Si no te diviertes no sirve de nada. Vale más dedicarse a otra cosa donde puedan ser mayores las reservas de talento, y más elevado el cociente de diversión.
• Opino que la primera redacción de un libro (aunque sea largo) no debería ocupar más de tres meses, lo que dura una estación.
• La mejor ayuda para una producción regular (¿trollopiana?) es un ambiente sereno.
• Escribir y dormir se parecen en que aprendemos a estar físicamente quietos al mismo tiempo que animamos al cerebro a desconectar del pensamiento racional diurno, rutinario.
• Pero son necesarias la habitación y la puerta, y es necesaria la decisión de cerrarla.
• No esperes al muso. Ya te he dicho que es un tozudo, y que no se le puede pedir mucho aleteo creativo. No te estoy hablando de ningún tablero Quija, ni del mundo de los espíritus, sino de un oficio cualquiera, como fontanero o camionero. El tuyo es procurar que el muso sepa dónde encontrarte a diario desde las nueve a las doce, o desde las siete a las tres. SÍ, lo sabe, te aseguro que tarde o temprano se presentará con el puro en la boca y la magia en el saco.
• ¿De qué escribirás? Y de una respuesta igual de grande: de lo que te dé la gana. Lo que sea... mientras cuentes la verdad.
• En general, la gente que compra libros no se guía por el mérito literario de una novela. Quieren una historia entretenida para el avión, algo que los cautive desde el principio, que los absorba y los impulse a girar la página. Esto, a mi juicio, ocurre cuando los lectores reconocen a los personajes, su comportamiento, su entorno y su manera de hablar. Una manera de que el lector se sienta dentro de la novela o el cuento es que oiga ecos muy fuertes de lo que vive y piensa. Mi opinión es que es imposible conseguir la conexión de manera premeditada, a base de estudios de mercado.
• Escribe lo que quieras, infúndele vida y singularízalo vertiendo tu experiencia personal de la vida, la amistad, las relaciones humanas, el sexo y el trabajo. Sobre todo el trabajo
• A mi modo de ver, todos los relatos y novelas constan de tres partes: la narración, que hace que se mueva la historia de A a B y por último hasta Z, la descripción, que genera una realidad sensorial para el lector, y el diálogo, que da vida a los personajes a través de sus voces. Te preguntarás dónde queda la trama. La respuesta (al menos la mía) es que en ninguna parte.
• Desconfío de los argumentos por dos razones: la primera, que nuestras vidas apenas tienen argumento, aunque se sumen todas las precauciones sensatas y los escrupulosos planes de futuro; la segunda, que considero incompatibles el argumento y la espontaneidad de la creación auténtica.
• Me fío mucho más de la intuición, gracias a que mis libros tienden a basarse en situaciones más que en historias.
• Para que el lector se sienta dentro de la historia, concedo más importancia al escenario y el ambiente que a la descripción de personajes.
• Cuando un símil o metáfora no funciona, el resultado puede ser cómico
• La clave de escribir diálogos buenos, como en todos los aspectos de la narrativa, es la sinceridad.
• En última instancia sólo hay dos secretos: prestar atención a lo que hace la gente que te rodea y contar la verdad de lo que has visto.
• Considero que las historias siempre acaban hablando de gente, más que de acontecimientos. Es otra manera de decir que el motor son los personajes.
• Si sigues escribiendo narrativa descubrirás que todos los personajes que creas tienen algo de ti. Cuando te preguntas qué hará un personaje en determinadas circunstancias, la decisión que tomas se basa en lo que harías tú
• Si escribes una novela, si te pasas semanas o meses hilvanándola palabra por palabra, cuando la tengas acabada le deberás algo a ella y a ti mismo: descansar...y preguntarte por qué te has tomado tantas molestias, por qué le has dedicado tanto tiempo y por qué te parecía tan importante.
• …Si eres un principiante, permíteme el siguiente consejo: no bajes de dos versiones, una con la puerta del estudio cerrada y otra con la puerta abierta.
• Esta primera versión, la que se centra exclusivamente en la historia, debería escribirse sin la ayuda (ni intromisión) de nadie.
• El tiempo de descanso que le concedas al libro… depende exclusivamente de ti, pero considero que no debería bajar de seis semanas… Resiste a la tentación.
• Cuando haya llegado el día de la corrección (que puedes haber marcado en el calendario), saca el original del cajón. Si parece una reliquia comprada en unos encantes que ni recuerdas, si te parece algo rarísimo, es que estás preparado.
• Otra ventaja de haberte concedido seis semanas de recuperación es que te saltarán a la vista las lagunas más flagrantes de la trama o los personajes. No digo charcos, ¿eh? Me refiero a auténticas lagunas.
―Capitán, hemos perdido el motor izquierdo.
―Mierda―mascullo.
Ni siquiera tengo tiempo de mirar a mi copiloto. El avión se sacude como un caballo salvaje y tenemos que aferrarnos a los controles. Caemos en picado.
El cielo límpido de África es sustituido por una tierra roja y polvorienta, sin un matiz de verdura ni una mota de sombra.
Nos faltan manos para apretar botones. La siguiente sacudida pilla al chico desprevenido y se golpea con la cabeza en el panel de alarmas. No me entretengo en ver cómo se encuentra. Aprieto los dientes y trato de elevar el morro del Hércules, sin conseguirlo.
Después, la panza metálica chirría, los pitidos se hacen ensordecedores y el polvo nubla los cristales.
Hemos aterrizado.
Dos horas más tarde, a la sombra de una de las alas, observo el horizonte anaranjado mientras empino una petaca llena de ron. El chico sale renqueando y se desploma junto a mí. Tiene una buena brecha en la frente, tamizada por una costra oscura y reseca de sangre.
―¿Y ahora qué hacemos? ―me pregunta.
Le ofrezco la petaca.
―Coño, pues sacar la caja de herramientas y ponernos manos a la obra.
Bueno, amigos.
Llevo unas semanas dándole vueltas a una idea. Veréis, hace cosa de unos días, una prestigiosa editorial me pegó un buen puntapié en el todo el culo. Perdonad que no sea más fino, pero fue exactamente lo que hizo. Y lo hizo muy profesionalmente, sin tapujos y sin adverbios acabados en –mente, del tipo "lamentablemente". Vino a decirme que mi tercer manuscrito tenía serias carencias según su punto de vista: que no conseguía mantener el interés y que mi escritura no sobresalía.
Por supuesto fue un golpe difícil de asimilar. Algo así como si te encuentras en el cuadrilátero y la rubia de la tercera fila descruza las piernas embutidas en una minifalda de infarto. Lo más probable es que no resistas mirarla y que por eso recibas un buen gancho en el hígado y te quedes sin aire.
Hasta ahora había tenido rechazos cariñosos (que dicho sea de paso no sirven para nada porque son como si la chica que te vuelve loco te lleva a la esquina de la discoteca y te dice: “siempre seremos amigos”). Esta editorial, quizá por mi insistencia, quiso darme una cura de humildad y un buen manotazo del tipo “espanta moscas”.
A esto se junta la opinión de una estimada amiga que ha leído las primeras páginas de mi último manuscrito y que no termina de convencerle mi estilo. Es duro de asimilar, claro que lo es. "Pero, chico", me digo, "no es el fin del mundo".
La corrección de mi último manuscrito me está dando serios quebraderos de cabeza y creo que ahora sé por qué. En los últimos meses he ido comprando de forma inconsciente algunos libros de autores “clásicos” que aún no he tenido tiempo de leer. Me parece que con esta corrección he llegado al límite mismo de mis actuales capacidades como escritor. No hay nada que frustre más que encontrar una y otra vez los mismos recursos, las mismas redundancias, las mismas expresiones. Eso no dice bien a favor de mi estilo, por supuesto. Es hora de dar un salto cualitativo y esto enlaza con mi anterior entrada titulada “alegato de un escritor novel”.
Siempre he sido un lector ecléctico, pero creo que es hora de dar un pequeño salto cualitativo y bucear entre los “grandes”. Tengo serias lagunas que debo solventar para poder ser un buen escritor, bueno de verdad. Básicamente necesito conocer dónde está el listón.
Evidentemente no me convertiré en un escritor divino, porque para eso debes nacer con unas cualidades especiales, pero si lucho y trabajo puedo llegar a ser bueno.
He estado releyendo el libro “Mientras escribo” de S. King y he encontrado esta curiosa clasificación:
Los escritores se ordenan siguiendo la misma pirámide que se aprecia en todas las áreas del talento y la creatividad humanos.
Los malos están en la base. Encima hay otro grupo, ligeramente más reducido pero abundante y acogedor: son los escritores aceptables, que también pueden estar en la plantilla del periódico local, en las estanterías de la librería del pueblo o en las lecturas poéticas a micrófono abierto. Es gente que ha llegado a entender que una cosa es que esté indignada una lesbiana y otra que sus pechos sean eso, pechos.
El tercer nivel es mucho más pequeño. Se trata de los escritores buenos de verdad. Encima (de ellos, de casi todos nosotros) están los Shakespeare, Faulkner, Yeats, Shaw y Eudora Welty: genios, accidentes divinos, personajes con un don que no podemos entender, y ya no digamos alcanzar.
Así que volviendo a los libros que he recopilado en estos meses os pongo la relación de los que tengo y os pido vuestra ayuda para completar una relación de buenas novelas de las que aprender:
-Madame Bovary , de Gustave Flaubert.
-Crimen y castigo, de Fiodor M. Dostoievski.
-Por quién doblan las campanas, de E. Hemingway.
-Adiós a las armas, de E. Hemingway.
-Las nieves del Kilimanjaro, de E. Hemingway.
-La impaciencia del corazón, de Stefan Zweig.
-El extranjero, de Albert Camus.
-Veinte mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne.
-A sangre fría, de Truman Capote.
-El gran Gatsby, de F.Scott Firzgerald.
-Cuentos imprescindibles, de Anton Chéjov.
-Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift.
-El hombre invisible, de H.G. Wells.
-La montaña mágica, de Thomas Mann.
-Trópico de Cáncer, de Henry Miller.
-Grandes esperanzas, de Charles Dickens.
-El halcón maltés, de D. Hammett.
-Crónicas marcianas, de Ray Bradbury.
-Rayuela, de Julio Cortázar.
-El monje, de M.G. Lewis.
-La cartuja de Parma, de Stendhal.
-Guerra y paz, de L. Tolstói.
-El corazón de las tinieblas, de Conrad.
Como podéis ver es una selección bastante variada (y tal vez nada razonable). Además faltan muchos autores como Poe, Lovecraft, Kafka, Borges, Stevenson, Galdós… y sobre todo autores en lengua castellana (muchos los leí en mi adolescencia, pero me gustaría que me aconsejarais de todas formas).
Así que espero vuestra ayuda (podéis repetir obras de un mismo autor si lo deseáis): ¡¡¡Muchas gracias!!!