sábado, 12 de septiembre de 2009

Oda a los lectores profesionales



Hace un par de entradas, el compañero Daniel DC (cuyo blog podéis ver pinchando en el enlace de la derecha de esta página), me hizo reflexionar sobre los lectores profesionales.
Me aportó otro punto de vista distinto al que yo tenía, claro. Eso es lo bueno de los blogs, los foros y en general la comunicación que te brinda Internet: tienes la posibilidad de conocer de la mano de otras personas un medio para tí inaccesible, por lo menos de momento, que en este caso no es otro que el negocio de la literatura o el cine.
Como sabéis, en la entrada “Con la puerta en las narices” un servidor se lamentaba de no obtener una respuesta de rechazo más personal a sus manuscritos que la típica y estandarizada carta de rechazo.
Copio extractos de los comentarios de Daniel, por considerarlos de suma utilidad para muchos de los que ansiamos publicar, agradeciéndoselo de antemano. Oye, Daniel, incluso me siento un poco mal por hacerlo, en cierta medida me aprovecho de tu sabiduría, ¿Qué tal si publicamos esta entrada simultáneamente en tu blog y en el mío? Sería algo así como una unión de fuerzas, je,je
Daniel DC:
…Hace una década, comencé a entrar en la cinematografía y opté por el camino difícil: enviaba guiones a los estudios, productoras y agencias de representación. Todas me mandaron cartas de rechazo. Luego me propuse estudiar cine y al participar en los festivales, conocí a personas clave que me ayudaron a comprender, cómo opera la industria del entretenimiento.
Desde ese entonces, defiendo a la industria y su mecanismo de operación.
Tanto las productoras de cine y televisión, como las editoriales y agencias literarias, reciben miles de manuscritos “no solicitados” todos los días. Los lectores asignados, deben presentar un informe de los posibles recomendados; la decisión que tome la directiva, dependerá de la corriente literaria o idea del momento.
¿Qué hace un lector asignado cuando toma un manuscrito? Revisa la primera página; si no cumple con los estándares, de formato y estructura literaria, lo descarta y toma el siguiente manuscrito.
Si un manuscrito llama su atención, lee aleatoriamente dos o tres páginas para ver si mantiene el formato; de no cumplirlo, lo descarta y va con el siguiente, hasta encontrar uno que si cumpla con los estándares.
La política interna estipula que no deben leer manuscritos no solicitados (los que más abundan), como no pueden responder a miles de personas todos los días, tienen un formato de carta de rechazo que envían como solución diplomática…
….Cuando se está por fuera de la industria y se desconocen los motivos de una actitud de rechazo en conjunto, la persona se siente víctima y su primera reacción es hablar mal del proceso. Al emplear la empatía, se entiende por qué toman esa decisión.

Me explico:
Imagínate que consigues trabajo en una editorial, te asignan la posición de lector y te dicen: «debes presentar un informe al final del día sobre los manuscritos que te asignaremos», de pronto, te sientas en un mullido sillón y te colocan sobre la mesa 10 manuscritos. Tu primera impresión es si leo rápido, los puedo terminar al final de la tarde. Pero cercano a las 11:00 a.m., te colocan sobre la mesa 30 manuscritos más. Pudieras decir: “Bueno, entrego este informe a las 5 de la tarde y me llevo el resto de los manuscritos a casa para poder avanzar y los reporto mañana.”
Al día siguiente, con los ojos rojos del trasnocho, tienes el informe listo. Llegas al trabajo y te consigues en la mesa 40 manuscritos con la asignación del día y así sucesivamente a lo largo de la semana.
Luego de un par de meses, debes tomar una decisión: o renuncias o tomas medidas drásticas.
La solución: manuscrito que no se adapte al formato, será descartado.
“¿Cuál es el formato?” preguntarás.
Voy a preparar una entrada en mi Blog para suplir todas las dudas.
Un cordial abrazo,

Daniel DC”.
Es obvio que todos esperamos, Daniel, la entrada en tu blog para poder ver cuál es ese formato estándar. ¡Acabas de abrir la Caja de Pandora! Creo que tu blog va a pasar a ser uno de los más visitados en cuanto la hagas. ¡¡¡Avisa!!!
Bueno, ahora en serio, en este punto comienza realmente mi propia entrada:


La Oda al lector profesional.


¡Va por vosotros, semidioses anónimos!

Es temprano y hace frío. Los cristales de la oficina están empañados por la escarcha, y abajo, los coches se apelotonan en una garganta luminosa que atraviesa la ciudad.
Sobre la mesa, cual pilares, se apelotonan decenas de manuscritos anillados de distintos grosores. Algunos tienen portadas dibujadas, otros son asépticos, fondo blanco y títulos en negro, los que prefieres. Tu jefa te ha dicho que tienes que entregar cuatro informes para el mediodía. Acabas de abrir uno de los manuscritos, al azar, y estás recostado en el duro sillón que tiene marcada tu silueta, con la luz de la lamparita verde a tu izquierda y el vasito de café de máquina sobre la mesita. Los cuadros baratos de la pared, imitación de grandes artistas, son los de siempre, el aroma perfumado de la habitación idéntico al de ayer, incluso el murmullo de gente que corretea por los pasillos de la agencia es el mismo que de costumbre. Te pones los tapones en los oídos para separarte del mundo, dejando atrás el sonido constante de los teléfonos. Umm… Después de varios años en este trabajo tienes claro tu oficio. Has desarrollado ese sexto sentido al que, secretamente, llamas “molde cósmico”. Consiste en abrir un par de páginas y ver si todo encaja. Líneas, párrafos, lenguaje, “tono”, argumento, personajes… Es fácil cuando uno sabe cómo hacerlo, aunque solo con aceite hirviendo lo confesarías públicamente. No, no, señorita, mi oficio es el arte más difícil del mundo. ¿Sabe cuántos manuscritos no solicitados nos llegan? Muchos, muchísimos.
Y tú eres uno de los filtros. La barrera de contención, el rompeolas del arte. Capaz de resistir las embestidas llenas de esperanza de autores anónimos sin despeinarte, sin enarcar una ceja, sin sentir remordimientos. Es un trabajo profiláctico, ¿no? Algo limpio. Sonríes en la penumbra. Estás bañado en la burbuja de luz de tu propia realidad, donde eres un semidiós. Tus dedos sostienen el folio que acabas de abrir. Un trabajo limpio, repites. Meditas en silencio, tu silencio. En algún lugar de tu mente está a punto de activarse ese mecanismo frío y calculador por el que te pagan. Un dedo imaginario se agita en el aire antes de pulsar el botón donde no hay vuelta atrás. El molde cósmico tiene que estar “en servicio” antes de que tus ojos se posen en la primera línea.
Sientes un escalofrío. Toses. Bebes el último sorbo de café y te hundes en el áspero sillón. El dedo continúa en el aire, pero no pulsa el botón. “Un trabajo limpio”. Observas el reloj de pulsera… “Por una vez…”. Suspiras. “Hay tiempo”, murmuras. No puedes oír que acabas de hablar en voz alta. Pero estás solo en la habitación. Tú y los manuscritos, un dios en el jardín del Edén.
De pronto, recuerdas. No sabes por qué, supones que es el cansancio del fin de semana, o los años que no pasan en balde. Sí. Recuerdas. El viejo desván en casa de los abuelos, la linterna grotesca de la Guerra Civil, la sábana polvorienta. Subías a oscuras y te acurrucabas protegido del mundo para leer. “La isla del Tesoro”, “Ivanhoe”, “Viaje a la luna”, “Los tres mosqueteros”… Sientes otro escalofrío al volver a la realidad. Te descubres mirando los horribles cuadros. ¿Por qué son horribles? Son imitaciones, te dices. Carraspeas incómodo. De repente te has dado cuenta de algo. Algo que te provoca un sudor frío por la espalda. Los libros, tus queridos libros. Aquellas hermosas novelas de juventud, que leías con pasión. Has tenido una revelación. Esas novelas no pasarían tu “molde cósmico”. No. Es un pensamiento tan horrible como verdadero. Sientes una profunda melancolía.
Tu mente contraataca: tienes que pagar la hipoteca, el Euribor ha subido medio punto, la luz un tres por ciento, toca la revisión del coche dentro de dos semanas, hay que comprar los libros de las niñas… Asientes, cabizbajo.
Pero no pulsas el botón. No esta vez.
Y lees la primera línea, y hasta el primer párrafo, con la mente límpida. Sin filtros, sin estándares, sin pensamientos preconcebidos.
Disfrutas leyendo.

Un millón de horas después la puerta de la habitación se abre. Te quitas los tapones de los oídos. Para tu sorpresa es la mujer de la limpieza, Cari, que te sonríe con afecto.
-¿Todavía sigues aquí?
-¿Qué horas es? –preguntas perplejo.
-Oh, más de las seis.
-¿Y la jefa?
-Creo que se marchó a Madrid y no volverá hasta mañana. Le salió una reunión urgente.
Parpadeas y cierras el manuscrito. Llevas dos terceras partes leídas. Observas el montón que descansa sobre la mesa. Sonríes por tu buena suerte.
-¿Es bueno?-pregunta Cari observándote.
Alzas el manuscrito orgulloso.
-De lo mejor que he leído hace años.
Sonríe.
-¿Sabes una cosa, Daniel?
-¿Qué?
-A veces yo también los leo cuando me quedo a solas.
-¿Si?
-Sí, me encanta leer. Nunca he comprendido por qué rechazáis algunos, a mí hubo uno, la semana pasada, que me hizo llorar como una magdalena. Todavía me arde el pecho cuando pienso en él. Sois muy duros con los libros, ¿no?
-Supongo que sí-te encoges de hombros y aprietas el manuscrito contra tu regazo.
-Me alegro de que te haya gustado ese-te dice mientras agita el plumero por los cuadros horribles.
-Desde luego que sí.
Te despides de Cari y te alejas, cansado y muerto de hambre, por el pasillo silencioso.
Cuando llegas a casa, todavía tienes el manuscrito bajo el brazo. Luego, vuelves a la vida real: comes, juegas con las niñas y les ayudas a hacer los deberes, echas una mano a tu mujer, y tomas una ducha.
Te vas a la cama temprano, apagas el televisor y abres el manuscrito. Tu mujer sale del baño y te mira sorprendida.
-Oye, nunca te había visto traer trabajo a casa. ¿No decías que tenías un sexto sentido para los manuscritos, que con un vistazo de diez minutos bastaba? ¡Dios mío, si ese lo estás terminando! –grita con sorna.
Asientes, sonriendo. Ella te revuelve el pelo, te da un beso en la mejilla y se acuesta a tu lado. Toma un libro de la mesita. Es una buena lectora, solo que no cobra por ello.
“Tengo el mejor trabajo del mundo”, te dices a tí mismo.
Más tarde, ella se ha quedado dormida. Cierras el manuscrito satisfecho. Mañana tendrás que levantarte un poco más temprano para llegar antes a la oficina, coger tres manuscritos sin posibilidades y hacer un informe negativo de ellos. Rápido y sin miramientos. Pero hoy, lo que se dice hoy, has salvado uno. Uno ya es algo.
Apagas la luz de la mesita.
Presientes que esta noche dormirás como un lirón.

24 comentarios:

Ithur dijo...

Deusvolt, me ha encantado, he sentido lo mismo que al leer los cuentos de Stephen King, el tono atrae, apoyado por esa forma de escribir. Es magnífico.
¿Yogurin? Que mi juventud no te engañe, soy ávido lector desde muy pequeño (leí clásicos como Robinson Crusoe, La isla del tesoro, Colmillo Blanco..., siendo un enano XD)y escribo desde hace mucho también. Tranquilo, no te echo nada en cara, ya sabes que cuesta muchísimo molestarme. En cuanto a mis novelas, voy por el final de la número 14, aunque como en mi pueblo estámos en plena feria... tendrá que esperar XD.

Sergio G.Ros dijo...

Ja,ja... No, no me lo tomes a mal, de verdad. Admiro que siendo tan joven, hayas escrito y leído tanto. Me importa poco tu edad, Ithur, por mí como si hubieras tenido trece años o noventa y dos... ¿14 novelas? Jolines... ¡Eres la leche! Me alegra verte tan "empiñonado".
Ah, y gracias por tus palabras, muchas gracias.
Un abrazo, y que lo pases bien en la feria.

Javier Pellicer dijo...

Realmente interesantes las palabras de Daniel, y también yo espero la continuación. Estos consejos de los que ya son profesionales pueden sernos muy útiles a los que aún no hemos dado ese paso.

¡Genial la oda!

Saludos

oriafontan dijo...

Es curioso que se utilice la expresión "lectores profesionales" y no crítico que es al fin y al cabo lo que es un crítico literario ¿no?

Mucha suerte a todos los escritores que estén intentando publicar o dar a conocer su trabajo.

Sergio G.Ros dijo...

Javier,
estoy contigo en que los profesionales nos pueden aportar valiosos conocimientos, u orientarnos para los que queremos dar nuestro primer y titubeante paso en el mundo de las letras. Bienvenidos y bendecidos sean!
Gracias por pasarte. Un saludo.

Sergio G.Ros dijo...

Gracias Oriafontan por la parte que me toca.
Respecto al oficio de "crítico" y sus similitudes con respecto a "lector profesional" veo ciertas diferencias. Según nos ha comentado Daniel DC, la labor del lector profesional, en los primeros pasos de filtro o criba, no se ajusta a la del "crítico" puramente dicho. Vamos así lo veo yo. El lector profesional está más enfocado a conseguir un informe objetivo para una agencia, editorial o grupo que va invertir "dinero" en un potencial autor y su obra. Es una especie de "auditor" o de "estratega" de la compañía que le paga, y según ese informe que redacte la compañía se jugará el dinero. El crítico profesional según entiendo yo, valora una obra en función de sus propios gustos estéticos. En teoría, aunque trabaje para una revista, periódico o medio de comunicación, su opinión no afectará económicamente a su empresa. Porque su empresa "promociona" o "desaconseja" la obra, pero no invierte dinero en ella como tal. Es posible que el medio escoja al crítico sabiendo de antemano sus ideales políticos, religosos o sus tendencias para asegurarse de que sean acordes con la empresa. Bueno, todo esto lo digo desde el más absoluto desconocimiento, seguro que alguien profesional o con otro tipo de conocimientos puede aclararnos mejor el tema, ¿no te parece?
Un saludo oriafontan.

Maribel Romero dijo...

Es muy correcta la información que da Daniel, así funciona realmente el mundo editorial, por tanto debemos concluir que es la suerte la encargada de que el lector abra el manuscrito por la página más interesante y esto le anime a continuar con la lectura hasta que acabe descubriendo una buen obra.
El mundo de la publicación es complejo. No nos engañemos, aunque fueran muy buenas todas las obras que llegan a una editorial, sería imposible publicarlas todas, no tendrían cabida en el mercado, ¿o queremos conformarnos con ver nuestro libro en la estantería de un comercio? Os aseguro que resulta muy frustrante que el libro no se venda y por otra parte, ¿quién lo va a comprar si hay miles para elegir? ¿quién sabe de nosotros aparte de nuestros amigos y familia?
Hay que ser realistas. Los libros, como casi todo, funcionan por modas. Tú puedes presentar un trabajo de calidad, bien escrito y con excelente trama pero que no encaje en las tendencias del momento, mientras otro que sí encaje será preferente al tuyo, incluso estando peor escrito.
En la oda (muy buena por cierto) expresas muy bien el sentir del lector, reduciendo su labor a mero trabajo, como servir copas o cumplimentar papeles en una oficina. En el momento en que decide implicarse surge la sorpresa, pero nadie quiere implicarse (debo añadir que el trabajo de lector es muy duro y está muy mal pagado).
Por último quiero aclarar que un lector profesional no es lo mismo que un crítico literario. El primero trabaja primordialmente para editoriales, es el encargado de leer los manuscritos inéditos que recibe la editorial y emitir un informe de lectura. De su informe puede depender la publicación del libro.
El crítico literario lee y descuartiza las obras ya publicadas, que están en el mercado, y efectúa las reseñas en prensa especializada, atendiendo normalmente tanto a los factores positivos como negativos.
Un abrazo (y perdona por enrollarme tanto).

María dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sergio G.Ros dijo...

¡Qué va, Maribel! Ante todo agradecerte tu participación y extenso comentario (yo me enrollo mucho más que tú, así que por mí puedes enrollarte lo que quieras, que esta es tu casa).
Lo descrito por Daniel y refrendado por tí, no es más que la triste realidad. Bien, yo pienso que, como dices, aunque todas las obras que llegaran a una agencia o editorial fueran buenas, no "hay infraestructura" suficiente para absorberlas, ¿no? Por otro lado, según he podido ojear hoy en la revista "Qué leer", se editan en España cerca de 60.000 títulos nuevos al año. Una bonita cifra, ¿verdad? Creo que los extremos son malos. Lo que es obvio es que "no se puede dejar a la suerte" que buenas obras de literatura se pierdan porque sí. No entiendas esto, Maribel, como un comentario hacia a ti o Daniel, nada más lejos de mi intención. Pienso en voz alta. Lo único que digo es que las editoriales se han acomodado con su situación actual. Con los autores consagrados, los "campanazos" que pillan de cuando en cuando, y las reediciones de títulos antiguos, solo quieren invertir lo justito en nuevos valores. Para ser exactos un 5 o 6% (que son los manuscritos aceptados. Y punto pelota. Que es una realidad que tenemos que aceptar (no nos vamos a tirar de un ático por eso), de acuerdo. Ahora bien: es obvio que esto está mal, muy mal. HAce falta decirlo: señoras editoriales no se están portando bien con los noveles. No señor.
Un abrazo, Maribel, y me alegro de que hayas pasado por aquí.

María dijo...

Hola amigo¡¡¡
Precioso le leido, me quedo maravillada y a la vez, asustada.
Me has metido el miedo dentro, yo que como tú pretendo que me publiquen mis escritos.
Como eso sea tan complicado...
estoy lista¡¡¡

Besicos.

Blanca Miosi dijo...

Magnifico, Devoust, pasaré por el blog de Daniel, y te felicito por tu oda, como siempre, haces historia.

Estoy de acuerdo con lo que dice Daniel, es así.

Besos,
Blanca

Jesús F. Alonso Asensio dijo...

Buenas tardes, Deusvolt,
felicitarte por tu buena entrada, tanto la reseña que haces del blog y la entrada de Daniel como tu oda. La leía y pensaba en los remordimientos que pueden corroerte si por leer esas dos o tres páginas no dejarás de lado una buena obra por un juicio erroneo. Pero luego el final me ha enternecido y pienso, aun sin conocer a nadie que se dedique a ello, que ante todo deben adorar leer, y no dudo que alguna vez les pasará lo mismo o algo parecido a lo que cuentas y solo por esos instantes debe merecer la pena todo el agobio, el estress y y lo mal pagado que dicen que está el puesto.
Un saludo.

Daniel DC dijo...

Hola Sergio,

Me sorprendiste con la entrada. No te preocupes si sentiste que sería un abuso emplear mis palabras sin mi consentimiento. Recuerda que el conocimiento debe fluir como el agua. Lo único que sí sería una falta de respeto contra el autor, es adueñarse de sus palabras sin atribuirle el mérito correspondiente.

Me alegra que la información proveída, sea útil para ustedes como lo fue conmigo.

Maribel aclaró la diferencia entre un lector profesional contra un crítico.

La dura realidad en la industria del entretenimiento: aunque se escriben más manuscritos, se apoya menos al talento novel.

Para los que se aventuran en las letras y aspiran que sus trabajos sean tomados en cuenta por un lector profesional, los ayudaré a comprender cómo deben trabajar los manuscritos ajustados al Formato.

Durante los próximos cuatro jueves, departiré literatura en mi Blog. Los artículos serán los siguientes:

.- Los manuscritos (jueves, septiembre 17)

.- El mundo editorial (jueves, septiembre 24)

.- El formato (jueves, octubre 1)

.- Carta de presentación (jueves, octubre 8)


Un cordial abrazo a todos,

Daniel DC

Sergio G.Ros dijo...

Isis, no tengas miedo en absoluto. La lucha por publicar es bonita a su modo, porque cuando algo cuesta, luego se disfruta más, ¿no? Ja,ja... Además, no todo el mundo tarda lo mismo, hay quienes lo consiguen muy pronto, y otros nunca. Dado que no soy de los primeros, tampoco quiero ser de los últimos. Un besote y gracias por pasarte.
Sergio.

Sergio G.Ros dijo...

Blanca, muchas gracias por leerme, es todo un placer que lo hagas. Sé por experiencia lo difícil que es sacar tiempo en una vida ajetreada. Tu tiempo es oro, por eso te doy las gracias, al igual que a todo el mundo que pasa por el blog.
Un besote, y sí, hay que seguir el blog de Daniel.
Sergio.

Sergio G.Ros dijo...

Jesús, me ha gustado mucho tu comentario. Ante todo, como seres humanos que somos comprendo perfectamente a los lectores profesionales: se les ha encomendado un trabajo con unas directrices concretas y las cumplen lo más "profesionalmente" que pueden. Eso no puede reprochárselas. Ahora bien, "el sistema" no posee, a mi modo de ver, un equilibrio justo para con los noveles.

Un abrazo.

Sergio G.Ros dijo...

Daniel,
muchas gracias por tus sabios consejos. Sabes que los aprecio y respeto. El hecho de colocarlos dentro de la propia entrada (por supuesto indicando que eran tuyos y que tienes un blog propio, con el enlace en esta misma página) creo que puede ser muy bueno para todos los noveles. Además, quien entre en "El alma impresa" y pinche en comentarios los hubiera visto igualmente. Pero era una pena que se perdieran en "el archivo". No todo el mundo "rebobina hacia atrás", je,je.
Me parece estupendísimo lo que vas a hacer y seguiré el primero con atención lo que expongas en el blog. Es más, si te parece, pondré tu texto indicando los días en los foros en los que participo, para que la gente interesada visite tu blog. ¿Te parece bien?
Espero tu respuesta.
Un abrazo.

Daniel DC dijo...

Hola Sergio,

Tienes luz verde. Extiende la invitación a todos los que conozcas. Es necesario que los aspirantes a escritores, se les extienda una mano. Mientras más manuscritos se escriban regidos por el formato, los lectores profesionales se verán obligados a emplear una nueva técnica: agudizar el ojo.

Esto también lo explicaré en uno de los artículos.

Un cordial abrazo,

Daniel DC

Daniel DC dijo...

Vi el comentario que dejaste en el Blog. No te preocupes; no me faltaste el respeto; tu entrada quedó genial. Lo que mencioné sobre la autoría, me refería en tercera persona infinitivo.

Un cordial abrazo,

Daniel DC

Sergio G.Ros dijo...

O.K. Gracias por todo, Daniel. En breve pondré tu "convocatoria" de entradas sobre el mundo editorial en Bibliotecas Virtuales, Prosófagos y Locus Literario, foros en los que participo.
Estoy seguro de que mucha gente te lo agradecerá.
Un abrazo.

Warkos dijo...

Deusvolt compañero, no soy muy amigo de dejar comentarios en los blogs, pero tengo que reconocer que esta vez hago una excepción porque esta entrada me ha gustado.

enhorabuena!

Marta Querol dijo...

Como siempre, chapeau compañero. Y lo extiendo a Daniel DC como autor de una parte de la entrada.
Hay una cosa de los lectores profesionales que no se ha mencionado, y es que tener un informe suyo entre las manos es un regalo impagable. Incluso cuando no dan por válidad tu obra. De sus comentarios puedes aprender mucho sobre narrativa, estructura, profundidad de los personajes... Son una ayuda impagable. Pero claro, para eso tienes que traspasar ese filtro famoso del formato. Yo no los veo como críticos literarios, sino como lectores muy cualificados.
Muy buena entrada. Me pasaré el jueves por el blog de Daniel.
No dejas de sorprenderme, Sergio.

Sergio G.Ros dijo...

Warkos, muchas gracias por pasarte por el blog y dejar un comentario, para mí es un placer leerte. Pásate cuando gustes y acomódate donde quieras.
Ah, y reitero mi enhorabuena por la próxima publicación de tu novela: ¿Puedes adelantarnos el título y el género o prefieres esperar?
Cuando la publiques, no dudes en decírmelo para colgar la portada en este modesto blog.
Un abrazo.

Sergio G.Ros dijo...

Gracias Malube por tus palabras. Me animan mucho, estoy en una semana "de bajón", así que se agradecen.
Muy buena también tu aportación: los lectores profesionales emiten unos valiosos informes....Eso daría para una entrada propia, aunque el tema creo que lo tocó Blanca Miosi con bastante acierto. Me gustaría tratar ese tema, pero dado que no tengo experiencia suficiente prefiero dejarlo para más adelante o en manos de quien pueda hacerlo con conocimiento de causa. Pero sí, debe ser una gozada poder contar con un informe donde se "ven" cosas que tú como autor no puedes vislumbrar. Ahora que estoy en pleno proceso de correción de mi manuscrito me doy perfecta cuenta de mis propias limitaciones como "corrector". Por supuesto, considero a los lectores profesionales gente con unas cualidades que no todo el mundo tiene. A mí me sorprende, por ejemplo, la capacidad de Esther de Prosófagos para detectar "ruidos" o "arrugas que deben ser planchadas" en los escritos con una facilidad (entre comillas porque le lleva su tiempo y dedicación) pasmosa.
Prima, también espero como tú leer lo que nos contará Daniel De Córdoba en su blog. Promete.
Un besote, guapa.