El fin de semana pasado decidí plantarle cara a una tarea doméstica que llevaba posponiendo algún tiempo: la limpieza del despacho de nuestra casa, una limpieza a fondo, se entiende.
El principal problema con el que había de enfrentarme era el sin fin de objetos que pueblan esta habitación: libros, cómics, apuntes, enciclopedias, carpetas…. En definitiva, algo que no puede juzgarse a la ligera. Así que la tarde del sábado tomé dos bayetas, espray limpia superficies, cubo, escoba y recogedor, fregona y bolsas de basura, e hice un primer contacto, apenas un escarceo; la batalla, una ardua batalla, comenzaría el domingo bien temprano, prolongándose durante todo el día.
Llegados a este punto os preguntaréis qué tiene que ver todo esto con las peripecias literarias a las que os tengo acostumbrados. Debo confesaros que me apetecía compartir una reflexión casi existencial que me asaltó a partir de una actividad puramente física. Y es que la limpieza del despacho me obligó a manipular cada novela, cada diccionario, cada fascículo… individualmente. Ya sabéis: cogerlo, limpiarlo, apilarlo en otro lugar hasta vaciar toda la balda, limpiar esa misma balda, repitiendo la operación con las contiguas; y, después, volver a coger el libro y apilarlo, tal vez, en otro sitio, con otros compañeros, en un orden concreto: ese que quieras asignarle, el que te guste más o el espacio del que dispongas te permita.
La reflexión existencial es ésa: tuve que hacerlo libro a libro.
Uno a uno.
Cada ejemplar, en sí mismo, era algo real, tangible, con su color, su aroma, su peso. Y, en cada uno de ellos, había pequeños retazos de sentimientos añorados, de ilusiones perdidas. Algunos me trajeron el recuerdo de las personas que me los regalaron, otros, evocaron el día en que empecé a leerlos, o cuando los compré.
Mi reflexión es pues muy sencilla. Entiendo que la tecnología hará que, quizá, desaparezcan los libros en papel. Tendremos readers fabulosos, que permitirán acopiar cientos, miles de libros, y enclaustrarlos bajo una delgadísima pantalla digital, pero digan lo que digan, no será lo mismo.
Claro que no lo será.
Para empezar ya no podré limpiarlos, tocarlos, olerlos uno a uno, sintiendo su peso, y el gozo y el cansancio del trabajo bien hecho.
Y ya no podré mirarlos, de frente, a todos juntos, apilados en las estanterías de mi casa, con una sonrisa en los labios.
El principal problema con el que había de enfrentarme era el sin fin de objetos que pueblan esta habitación: libros, cómics, apuntes, enciclopedias, carpetas…. En definitiva, algo que no puede juzgarse a la ligera. Así que la tarde del sábado tomé dos bayetas, espray limpia superficies, cubo, escoba y recogedor, fregona y bolsas de basura, e hice un primer contacto, apenas un escarceo; la batalla, una ardua batalla, comenzaría el domingo bien temprano, prolongándose durante todo el día.
Llegados a este punto os preguntaréis qué tiene que ver todo esto con las peripecias literarias a las que os tengo acostumbrados. Debo confesaros que me apetecía compartir una reflexión casi existencial que me asaltó a partir de una actividad puramente física. Y es que la limpieza del despacho me obligó a manipular cada novela, cada diccionario, cada fascículo… individualmente. Ya sabéis: cogerlo, limpiarlo, apilarlo en otro lugar hasta vaciar toda la balda, limpiar esa misma balda, repitiendo la operación con las contiguas; y, después, volver a coger el libro y apilarlo, tal vez, en otro sitio, con otros compañeros, en un orden concreto: ese que quieras asignarle, el que te guste más o el espacio del que dispongas te permita.
La reflexión existencial es ésa: tuve que hacerlo libro a libro.
Uno a uno.
Cada ejemplar, en sí mismo, era algo real, tangible, con su color, su aroma, su peso. Y, en cada uno de ellos, había pequeños retazos de sentimientos añorados, de ilusiones perdidas. Algunos me trajeron el recuerdo de las personas que me los regalaron, otros, evocaron el día en que empecé a leerlos, o cuando los compré.
Mi reflexión es pues muy sencilla. Entiendo que la tecnología hará que, quizá, desaparezcan los libros en papel. Tendremos readers fabulosos, que permitirán acopiar cientos, miles de libros, y enclaustrarlos bajo una delgadísima pantalla digital, pero digan lo que digan, no será lo mismo.
Claro que no lo será.
Para empezar ya no podré limpiarlos, tocarlos, olerlos uno a uno, sintiendo su peso, y el gozo y el cansancio del trabajo bien hecho.
Y ya no podré mirarlos, de frente, a todos juntos, apilados en las estanterías de mi casa, con una sonrisa en los labios.
Sergio G.Ros
P.D. Ya está colgada mi segunda reseña en Llegir en cas d´incendi. Se trata de “Septiembre Zombie”, de David Moody. Creo que la reseña es bastante interesante por cuanto es un libro que os podéis encontrar ahora mismo en las librerías. De cualquier manera os agradezco mucho los comentarios que dejéis en la página de Llegir, al igual que hicisteis la vez pasada.
P.D. Ya está colgada mi segunda reseña en Llegir en cas d´incendi. Se trata de “Septiembre Zombie”, de David Moody. Creo que la reseña es bastante interesante por cuanto es un libro que os podéis encontrar ahora mismo en las librerías. De cualquier manera os agradezco mucho los comentarios que dejéis en la página de Llegir, al igual que hicisteis la vez pasada.
28 comentarios:
Hola amigo.
Me encanta con la naturalidad que cuentas las cosas.
De una cosa tan simple como ordenar y limpiar las estanterias de casa, de ese rincón que hacemos como nuestro y que no deseamos que nadie toque, como temiendo que luego no encontremos lo que necesitamos, lo que quizá añoramos, tú haces que veamos ese fin de semana en casa con los utensilios de limpieza y el alma al acecho.
Si supieras como tengo la mesa de mi ordenador: "dos ordenadores", te quedas pensando...¿Para querrá esta mujer tantos apuntes? Me hago el firme propósito de limpiar, pero al final siempre tengo los mismos.
Hace unos días conseguí ordenar libros y colocarlos por autores y generos en la salita-despacho que es mi compañera tantas horas de mi vida.
Ya ves que es dificil tirar a la basura recuerdos, a veces apuntados desde meses en un folio ya usado.
Me gusta tu forma de escribir, amigo.
No dejes de contar cosas como estas.
Un beso.
María.
Qué razón llevas, Sergio. Yo, que soy un prosélito de los e-readers y la revolución editorial que se nos viene encima, tengo que reconocer que el placer de una buena biblioteca para los sentidos no lo iguala nada. Todo lo que describes no se puede comparar a pasar títulos en una pantalla con un botoncito, pero...
Los días de limpieza, el revolver los trastos, le ponen a uno sentimental ;-)
Hola Sergio, estoy de acuerdo contigo en que el libro tradicional no desaparecerá, porque aporta más estímulos sensitivos que el e-book (tacto, olfato, vista, gusto y oído. Sí, gusto también)
Eso está muy bien mientras se tenga espacio. El espacio es finito (al menos el mío). Por eso hace tiempo que decidí que compraría libros especialmente seleccionados, no todos los que me gustaría leer. Para eso también están las Bibliotecas Públicas (además, si despues de prestado me ha gustado, me lo he comprado)
Con el ebook, el espacio no importa. Miles y miles de libros en tu mano, dipuestos a ser leídos en cualquier momento y lugar. Incluso enciclopedias, incluso libros de consulta, quizás este aspecto es el más interesante. Con los libros de consulta uno no se implica emocionalemnte, y también ocupan sitio.
¡Los clásicos! Los grandes autores pueden descargarse gratis desde el Proyecto Gutemberg por ejemplo, al ebook. Ya no hace falta apilar decenas de libros encasa, en las baldas sobrecargadas, o en cajas bajo la cama (junto a los comics).
Respecto a los derechos de autor, supongo que todo acabará regulado convenientemente. Opino que los dos sistemas de libro, tradicional y ebook, son perfectamente compatibles.
¡Ánimo con esa limpieza!
Un abrazo
Sergio, no te preocupes que toda la vida podrás seguir ordenando libros y quitandoles el polvo, jeje.
Pero nos acostumbraremos al ebook, estoy segura.
Y piensa en el faenón que te ahorrarás y en la ganancia de espacio.
Feliz domingo.
Yo no me atrevo a acometer esta limpieza por el tiempo que le dedico a cada libro, vieja revista, comic... al final no tiro nada y todo queda igual.
Pasaré a leer tus reseñas.
Besos
Cuando lo limpio mi casa tengo un montón de basura tecnológica, viejas calculadoras, impresoras inservibles, cargadores de móviles olvidados, medicamentos caducados, ...
No tengo coche necesario para llevar todo eso a un punto limpio (algo absurdo) y lo reuno, clasifico y espero a que venga mi hermano o que con mi mujer (que si tiene coche) irnos a un centro comercial donde tienen para tirar productos electrónicos, pilas y tal.
Un follón en una palabra yo lo que temo de las limpiezas es que se pone a prueba mi principio de no causar daño y a la vez mi paciencia por la limitación de depender de otros para ejecutar ese principio.
En fin un follón con lo fácil que sería tirar todo a la buena de dios pero no, no puede ser cielos no sería yo.
Todo empezó cuando era pequeño 13 años creo, nos mudábamos de Palma de Mallorca a Madrid y mi padre quería desacerse de muebles y trastos. Yo ingenuo le acompañé encantado, nos acercamos en su coche a un paraje natural dónde me dijo ibamos a tirar todo aquello. Yo no tenía ninguna conciencia de que eso estuviera mal. Pero cruzó un patrulla de la Guardia Civil y mi padre me dijo que debíamos disimular. Como era juez los agentes lo conocían y le saludaron.
Me quede anonadado me dí cuenta... eso está mal pero tuvo que pasar eso para percatarme.
De esos lodos...
Perdón por el rollo siempre que me hablan de limpiezas me acuerdo de esa anécdota.
Jajaja, Sergio, ahora que ya estás enseñado ¿te vienes a limpiar el mío?
Qué pereza, por Dios, y mira que los libros cogen polvo...
Tengo que reconocer que yo realizo la labor de manera más funcional, más de ama de casa, sin detenerme en cada libro, sino que los cojo en grupo, los traslado, los levanto para pasar la bayeta por debajo...
Los busco, sin embargo, en otras ocasiones, cuando necesito recordar un título o un autor, entonces miro un libro y le paso el dedo por el lomo, como si acariciara a una mascota. A veces ni siquiera lo saco de su lugar, con esa contemplación me sobra.
Feliz domingo.
Un abrazo.
Hola Sergio,
Tengo que reconocer que la entrada me ha encantado. Quién no se ha puesto manos a la obra y ha ido descubriendo mientras limpiábamos ese pedacito de placer que se quedó incrustado en el alma de cuando lo leímos o lo abrimos por primera vez, o esos pequeños apuntes perdidos entre sus hojas, ticket y demás objetos que quedan olvidados al punto, que dicen aún más que la propia sensación que te dejó el libro.
Una vez oí, no recuerdo dónde ni quién firma la cita, algo así como: la sabiduría de un pueblo se descubre por el polvo que se acumula en las bibliotecas encima de los volúmenes de sus libros.
En tu caso, hay mucha sabiduría en casa ¿o no?
Un abrazo, amigo.
Mián Ros.
A mi me pasa igual, cuando limpio las estanterias de libros. Y es que todos forman parte de mi vida Me arrepiento de haber tirado un mueble donde entraban todos. Ahora la mayoria estan en cajas, esperando ser colocados otra vez. Me encantan esas bibiliotecas llenas de libros a rebosar, es un mundo mágico lleno de vida.
Hola María, te entiendo perfectamente: afrontar la tarea de limpieza de un escritorio o un despacho es a veces una tarea titántica, ja,ja..
Gracias por tus amables palabras, de verdad. Dan mucho ánimo.
Un beso fuerte.
Hola Guillem; no quiere decir que esté en contra de la tecnología, sólo digo que los libros en papel tienen un valor añadido, otras cosas que el libro electrónico no podrá suplir jamás. Aunque tenga otras ventajas, claro.
Un saludo. :)
Hola, Blas. Pues no te creas que yo tengo tanto espacio. Es cuestión de organizarse, lo de ser selectivo es una gran opción, aunque no siempre la acato, si te soy sincero, je,je..
Hace tiempo que no acudo a la Biblioteca Pública; antes era un socio muy activo, pero pilla lejos de mi casa. Además si me meto en la Biblioteca Pública me tienen que sacar con agua hirviendo... Bufff. me encanta ver baldas repletas de libros... ja,ja..
Yo te veo muy metido en el rollo digital, lo cual está muy bien, Blas.
Un fuerte abrazo.
Hola, Lola. Pues es verdad, me ahorraré esas agujetas que tengo ahora, eso seguro... pero no sé, llámame masoca, pero en el fondo me gusta. Como dije antes, te quedas con la sensación del trabajo bien hecho.
Un beso.
Pues con esa anécdota, Oriafontan, has aclarado muy bien la animadversión que tienes al adentrarte en una limpieza profunda, Oriafontan. Te entiendo perfectamente cuando comentas que es un fastidio tener que depender de otro para realizar una tarea.
De cualquier modo, independientemente de tu interesante respuesta, yo quiero resaltar el tema de la "dimensión" del libro en papel, como algo que ocupa un lugar en el espacio tiempo. Cosa difícil de asegurar en uno digital, salvo por los Kb.
En fin, sólo era una puntualización.
Un abrazo.
Ja,ja.. Maribel, con mi casa tengo bastante, creéme; además estoy hecho polvo y me duelen todos los huesos del cuerpo; será la edad :).
Lo que cuentas sobre tus gestos de añoranza para con tus libros es muy hermoso, amiga.
Aprovecho la ocasión para desearte mucha suerte con el premio Azorín de novela, en el cual eres finalista. ¡Estamos contigo! Ojalá ganes.
Muchos besos.
Bonita cita, querido Miguel. Eso que cuentas de tickets y facturas metidos en los libros, me suena..XD. Me alegra que te haya gustado la entrada; y respecto a la sabiduría que se encierra en mi despacho, sería algo creído si pretendiera valorarla, pero sólo te diré que me hace sentir muy bien.
Un fuerte abrazo.
Jo, Montse, pues ya somos dos: me encantan ese tipo de bibliotecas. Si fuera rico, fijo que tendría una. Gracias por tu comentario, amiga.
Un abrazo.
Yo creo que a los que nos gusta leer, nos da un poco de nostalgia eso (y eso que aún no ha pasado!!) jeje. Yo creo que lo mejor es que convivan ambos y así todos contentos porque tendremos las ventajas de unos y el romanticismo de los otros.
:)
Besos!!
¡Pero que biblioteca tan bien surtida, Sergio! además de impecable, ordenada, limpia, y bien seleccionada, veo que tienes unos volúmenes interesantísimos de enciclopedias, libros de escritores que marcaron pauta, best sellers, y los grandes clásicos reunidos como Hemingway , Robinson y Verne! (también vi El legado, bien posicionado, por cierto) ja, ja, no sé si sea tan bueno como para estar en la misma fila de Kent Follet, pero te lo agradezco, amigo.
Creo que este fin de semana me dedicaré a hacer lo propio, pero me sucede como a ti, no puedo limitarme a limpiar y ordenar, es como un repaso de nuestros momentos de vida.
Muchos besos!
Blanca
Sergio, te entiendo tanto... Yo también soy de la plataforma: salvemos el libro tradicional de toda la vida... pero hay una cosa clara... y es que a no ser que seas multimillonario y te puedas permitir una BIBLIOTECA con mayúsculas: ya sabes una bomita habitación de unos, pongamos, 500 m cuadrados, con ventanales enormes por donde entra la maravillosa e inestimable luz solar, estanterías del suelo al techo, un bonito sillón reclinable, etc... A mí, personalmente, en mi minúscula habitación cada día me caben menos libros, y sabe dios lo que tiro a diario para hacerles hueco a las nuevas novelas que voy comprando... En este sentido el e-book es ideal. 500, 5.000, 50.000 libros en un aparatito más pequeño que la palma de tu mano y más ligero que un gorrión recién nacido. ¡Qué bonito! Porque luego está lo del grosor. Que algunas novelas como Un mundo sin fin, El juego del ángel o, sin ir más lejos, la última de nuestra querida Arlette valen su peso en oro... ¡y es mucho peso! Y, ¡ojo!, que nos gustan así. Y claro no es lo mismo ir de acá para allá con un tocho de 500 o 1.000 pgs que tenerlo metidito en el e-book, que lo lees allá donde te venga bien. Pero, repito, soy de la plataforma: salvemos el libro tradicional. Porque además, leer en el e-book te jode la vista a la larga con esa mini-letra enclaustrada en ese micro-espacio. ¿Somos nostálgicos? Sí, lo somos, pero debemos ser prácticos y admitir que más tarde o más temprano todos tiraremos de e-books, por lo de siempre: por comodidad y falta de espacio. Los grandes males del siglo XXI.
Hola Elena, creo que tienes razón: lo mejor es que convivan el papel y lo digital, y así todos contentos...je,je.. Esperemos que sea así. Lo mejor es no adelantarse tanto, que ya nos ponemos nostálgicos, y yo el primero. Un abrazo y gracias por tu comentario.
Hola, Blanca: ¿qué esperabas que El legado no iba a estar entre los grandes? ¡Pues claro! Ahí luce, en la mejor de las estanterías, entre Dumas, Follet, Zafón, Marta Querol...Je,je.. Te deseo suerte con esa limpieza: ¡a mí todavía me duelen las agujetas!!
Besos!!
Hola Sergio:
Este mes me he propuesto ampliar mi rincon con una gran estanteria y una silla nueva. Tengo libros por todos los rincones de la casa y a mi el desorden me agobia mucho.
Para el dia de la madre pedire que me regalen el E-book., seguro que para viajar esta genial.
Besos amigos,
Tessa
Ja,ja.. Elizabeth, a mí me pasa lo mismo con los libros nuevos, por eso tuve que hacer esa ordenación-limpieza urgentemente; aún así no he conseguido hacerme con más huecos, aunque alguno queda. En la foto se ve la estantería delantera, pero hay otra a la espalda. En fin.. que ojalá tuviéramos dinero y pudiéramos hacernos una biblioteca como la que aparece en la nueva portada del Foro Locus literario, con una primer piso, hermosos ventanales y una mesa en el centro donde trabajar... Ainsss... ¡qué bonito es soñar, amiga! Te doy la razón, habrá que convivir con el e-book, pero eso no quita que amemos el papel.
Besos.
Pues es un buen propósito, Tessa. Cuando lo ves todo tan limpito y ordenado, casi que te emocionas, ¿verdad? A mí me ocurre lo que a ti, pero ese bien escaso que es el tiempo impide hacer más de una cosa, así que te animo a ponerte manos a la obra en cuantito tengas un rato.
Tampoco es mala idea de que te regalen un reader, y así nos cuentas qué tal.
Un beso y gracias por comentar.
Por fin me han soltado, tras un montón de exámenes vuelvo a la vida XD. Deusvolt, pienso igual, el libro impreso es algo maravilloso, además, si no hubiese librosimpresos, no podríamos ordenar las estanterías.
Eso es algo que nunca termino, porque siempre encuentro un libro que me guste y, con todo de por medio, me pongo a leer y me olvido XD.
Me ha gustado la entrada, da que pensar XD.
Un abrazo tito, a ver si las cosas me salen bien y puedo mantenerme por el ciberespacio, que con tanto lio y examen...
Saludos.
No, no será lo mismo.
¿Te imaginas una biblioteca sin libros? Yo todavía no estoy reciclada. Soy tradicional, arcaica, pero adoro el papel, el olor del cuero, la tinta impregnada en la yema de mis dedos.
No Sergio, no será lo mismo.
Saludos.
Hay dos cosas que se puede decir del papel: acumula mucho polvo y pesa más todavía, así como lo ves de delgadito.
Hay una cosa que se puede decir del espacio, "real" o "digital": cuanto más tenés, más acumulás. No interesa si es útil o no: acumulás.
Pero el desorden y la acumulación digital no tienen, ni de lejos, esa maravillosa cualidad del desorden y la acumulación "real": estar vivo.
Así que, por más que todos sabemos la inevitabilidad del avance del libro digital (ya lo vivimos, y ya lo usamos):
¡Aguante el libro en soporte papel!
Abrazos!
Yo estoy también a favor del libro tradicional, Sergio, pero reconozco las ventajas del ebook. Espero que puedan convivir pacíficamente, aunque las nuevas generaciones puede que no tengan un libro en sus manos jamás en la vida.
Tengo también pendiente una limpieza a fondo de estanterías con libros, que yo tampoco sé donde voy a meterlos, je, je. Entre compras, regalos, libros para reseñar y demás, me voy a quedar sin hueco.
Yo si soy de bibliotecas, incluso me he tirado muchas tardes allí estudiando, rodeado de libros. Antes no había mes que no sacara entre 3 y 6 libros para leerme, ahora voy a intervalos más espaciados.
Un abrazo.
Pues nada, Ithur, a estudiar mucho y así podrás tomar un merecido descanso en Semana Santa, que falta te hace. ¿Alguna otra novedad? La verdad es que hace tiempo que no hablamos, pero te veo en buena forma, como siempre.
Un abrazo.
Es verdad, Arlette, yo también adoro todo lo que has dicho, amiga...ainss... de todas formas, aún podemos disfrutarlo, ¿no? Pues eso: a disfrutarlo.
Besos.
¡Hola, Esther!, ¡cuánto tiempo! Me alegra volver a leerte amiga, espero que tus problemas informáticos hayan quedado resueltos. ¡Que aguante el papel! Un besote, amiga mía.
Ja,ja.. Armando, cómo me has hecho recordar los tiempos de la Biblioteca. Todavía me acuerdo un día, en pleno verano, que tomé el autobús desde la playa para irme a una desierta y axfisiante ciudad para coger un libro prestado de la biblioteca. Ese día me llevé a Sigmund Freud, imagínate, pero me gustó, vaya que sí.
Muchos ánimos amigo en tu nueva etapa, seguro que sacas a relucir ese genio que llevas dentro.
Un abrazo.
Cierto, hay pocas noticias de mí, en Facebook puse el enlace a la página donde estaban las fotos de mi presentación (no lo pongo de nuevo porque lo tendría que buscar). He terminado exámenes y ahora estoy contento por las notas. El tiempo pasado lejos de los foros y blogs, ha merecido la pena. Ahora a recuperar el tiempo perdido.
Tengo ideas, pero sigo sin escribir, ahora lo que voy a hacer es tumbarme en el sofa y pasar el rato dándole una paliza a la consola XD.
La novedad quizá sea que hoy he recibido ya el contrato, lo he guardado con el otro, y todos los papeles referentes a mis novelas. Ahora a esperar un poco para que la editorial mande las primeras correcciones, y a terminar de pasar y corregir la tercera parte.
Vaya, cuanto he escrito XD. Un abrazo.
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