jueves, 28 de octubre de 2010

VEINTICUATRO HORAS EN LA VIDA DE UNA MUJER, de STEFAN ZWEIG

Le dedico esta entrada a mi amigo Oriafontan.
Gracias por seguir este blog, y por tus buenos consejos literarios (entre ellos a Zweig).


FICHA DEL LIBRO:

TÍTULO: VEINTICUATRO HORAS EN LA VIDA DE UNA MUJER
AUTOR: STEFAN ZWEIG
EDITORIAL: ACANTILADO
Colección: Narrativa del Acantilado, 6
Traducción: María Daniela Landa
ISBN: 978-84-95359-39-I
Nº de edición: 11ª
Encuadernación: Rústica Cosida
Formato: 13,1 x 21 cm
Páginas: 104
Precio: 9.00 €

SINOPSIS (No hay sinopsis como tal, copio un párrafo muy esclarecedor de la portada, sobran más palabras).
«—¿Usted no encuentra, pues, odioso, despreciable, que una mujer abandone a su marido y a sus hijas para seguir a un hombre cualquiera, del que nada sabe, ni siquiera si es digno de su amor? ¿Puede usted realmente excusar una conducta tan atolondrada y liviana en una mujer que, además, no es ya una jovencita y que siquiera por amor a sus hijas hubiese debido preocuparse de su propia dignidad?».

RESEÑA

El efecto de leer a Zweig es engañoso: uno puede tener la sensación de estar leyendo un cuento y tragarse los párrafos sin enterarse. Apenas hay interrupciones, y todo es dominado por la prosa, incluso los diálogos. Las rayas que marcan el inicio de los mismos, son la antesala de narraciones más largas, donde uno olvida al narrador y se introduce en la historia. Para ello, Zweig utiliza el recurso de las analepsis (retrospecciones) en las que el protagonista toma el relevo del narrador.
Ese efecto tobogán, que precipita al lector hacia el final con impaciencia, es fruto de un estilo depurado, maravilloso. Zweig suprime cualquier atisbo de literatura barroca, de adornación superflua. Los personajes están limitados en número (casi no hay secundarios) y la historia actúa como un túnel por el que se obliga a pasar al lector a toda velocidad. No hay escape posible.
Las características propias de su prosa, sencilla y fluida, dotan a la novela de una gran potencia narrativa
. Desde mi limitada óptica destacaría algunos de los recursos que me han recordado mucho a otros grandes autores: Dostoiewski, Chèjov y Flaubert: el uso de oraciones subordinadas, la utilización en diferentes variantes de la conjunción “que” y el uso de la coma.

Parecía uno de esos afortunados mortales que, conscientes de que resultan simpáticos por la clara expresión de su faz y por su gracia juvenil, transforman esa seguridad en una nueva gracia. Entre los huéspedes del hotel, que eran, en su mayoría, personas viejas y achacosas, su presencia ejercía un efecto saludable, y con ese ímpetu triunfal de la juventud, con esa agilidad y esa ansia de vivir de que están maravillosamente dotadas ciertas personas, captaba de modo irresistible la simpatía de todos.

Súbitamente, lo que me ofrecía de horrible, de inconcebible aquella situación, tuvo para mí un sentido, una razón de ser; me sentí contenta y orgullosa pensando que aquel hombre joven, bello, delicado, que allí dormía sereno y silencioso, como una flor, quizá sin mi abnegada intervención hubiese sido encontrado entre las rocas, con el rostro partido, cubierto de sangre, destrozado, sin vida, con los ojos espantosamente abiertos.

Una novela corta, casi un cuento, sumamente aconsejable. Cuando la terminen, sentirán el placer de haber leído a uno de los grandes.

Sergio G.Ros

Sobre el autor:

Stefan Zweig (Viena, 1881 - Petrópolis, Brasil, 1942) fue un escritor enormemente popular, tanto en su faceta de ensayista y biógrafo como en la de novelista. Su capacidad narrativa, la pericia y la delicadeza en la descripción de los sentimientos y la elegancia de su estilo lo convierten en un narrador fascinante, capaz de seducirnos desde las primeras líneas. En Acantilado han aparecido ya La lucha contra el demonio (Hölderlin, Kleist, Nietzsche), Castellio contra Calvino (Conciencia contra violencia), Momentos estelares de la humanidad (Catorce miniaturas históricas), El mundo de ayer (Memorias de un europeo), La embriaguez de la metamorfosis, Veinticuatro horas en la vida de una mujer, Novela de ajedrez, Carta de una desconocida, Los ojos del hermano eterno, Ardiente secreto, El amor de Erika Ewald, Tres maestros (Balzak, Dickens, Dostoievski), Noche fantástica y La mujer y el paisaje.