Mientras trato de reorganizar las ideas que me han surgido tras la última entrada gracias a los comentarios que tan amablemente aportasteis (ya vislumbro por dónde irán mis próximos pasos), me he dedicado a releer el libro del tito King ("Mientras Escribo", Plaza & Janés, 2001), del que se pueden sacar, a mi parecer, un buen puñado de consejos utilísimos.
Creo que ya os he comentado en alguna ocasión que tengo una verdadera dificultad para resumir, defecto que pago bien caro con las sinopsis de mis manuscritos. Cuando terminé de leer el libro del maestro King y seleccioné los párrafos o frases que me habían parecido más interesantes, me topé con algo más de una docena de hojas. "Sí, es de locos".
Tras reducirlas, os expongo a continuación aquellas ideas que más me han impactado. Perdonad la extensión, pero creo que son una delicia y, que en muchos casos, además de aprender, os sentiréis identificados. ¡Que aproveche!
Stephen King
• Escribir una historia es contársela uno mismo. Cuando reescribes, lo principal es quitar todo lo que no sea la historia.
• Hay que escribir con la puerta cerrada y reescribir con la puerta abierta. Dicho de otra manera: al principio sólo escribes para ti, pero después sale afuera. Cuando ya tienes clara la historia y la has contado bien (al menos dentro de tus posibilidades), pertenece a cualquier persona que quiera leerla. O criticarla. Si tienes mucha suerte serán mayoría los que prefieran lo primero a lo segundo.
• Aprendí dos cosas: primero, que la impresión inicial del autor sobre el personaje o personajes puede ser tan errónea como la del lector. Segundo (pero no en importancia), darse cuenta de que es mala idea dejar algo a medias sólo porque presente dificultades emocionales o imaginativas. A veces hay que seguir aunque no haya ganas. A veces se tiene la sensación de estar acumulando mierda. Y al final sale algo bueno.
• Recuerda que la primera regla del vocabulario es usar la primera palabra que se te haya ocurrido siempre y cuando sea adecuada y dé vida a la frase.
• La mejor manera de atribuir diálogos es «dijo».
• Los verbos pueden conjugarse en dos voces, activa y pasiva. El sujeto de una frase con el verbo en voz activa hace algo, mientras que al de una frase con el verbo en voz pasiva le están haciendo algo. El sujeto no interviene. Te recomiendo evitar la voz pasiva.
• Desconfía del adverbio.
• Yo soy del parecer de que la unidad básica de la escritura es el párrafo, no la frase.
• Si bien es imposible convertir a un mal escritor en escritor decente, e igual de imposible convertirá un buen escritor en fenómeno, trabajando duro, poniendo empeño y recibiendo la ayuda oportuna sí es posible convertir a un escritor aceptable, pero nada más, en buen escritor.
• Si quieres ser escritor, lo primero es hacer dos cosas: leer mucho y escribir mucho. No conozco ninguna manera de saltárselas. No he visto ningún atajo.
• Leyendo prosa mala es como se aprende de manera más clara a evitar ciertas cosas
• Por otro lado, la buena literatura enseña al aprendiz cuestiones de estilo, agilidad narrativa, estructura argumental, elaboración de personajes verosímiles y sinceridad creativa.
• También leemos para medirnos con los buenos escritores y los genios, y saber hasta dónde se puede llegar. Y para experimentar estilos diferentes.
• Quizá te encuentres con que adoptas el estilo que más admiras. No tiene nada de malo.
• Si tuviera un centavo por cada persona que me ha dicho que quiere ser escritor pero que «no tiene tiempo de leer», podría pagarme la comida en un restaurante bueno ¿Me dejas que te sea franco? Si no tienes tiempo de leer es que tampoco tienes tiempo (ni herramientas) para escribir. Así de sencillo.
• Leer es el centro creativo de la vida de escritor.
• Si no te diviertes no sirve de nada. Vale más dedicarse a otra cosa donde puedan ser mayores las reservas de talento, y más elevado el cociente de diversión.
• Opino que la primera redacción de un libro (aunque sea largo) no debería ocupar más de tres meses, lo que dura una estación.
• La mejor ayuda para una producción regular (¿trollopiana?) es un ambiente sereno.
• Escribir y dormir se parecen en que aprendemos a estar físicamente quietos al mismo tiempo que animamos al cerebro a desconectar del pensamiento racional diurno, rutinario.
• Pero son necesarias la habitación y la puerta, y es necesaria la decisión de cerrarla.
• No esperes al muso. Ya te he dicho que es un tozudo, y que no se le puede pedir mucho aleteo creativo. No te estoy hablando de ningún tablero Quija, ni del mundo de los espíritus, sino de un oficio cualquiera, como fontanero o camionero. El tuyo es procurar que el muso sepa dónde encontrarte a diario desde las nueve a las doce, o desde las siete a las tres. SÍ, lo sabe, te aseguro que tarde o temprano se presentará con el puro en la boca y la magia en el saco.
• ¿De qué escribirás? Y de una respuesta igual de grande: de lo que te dé la gana. Lo que sea... mientras cuentes la verdad.
• En general, la gente que compra libros no se guía por el mérito literario de una novela. Quieren una historia entretenida para el avión, algo que los cautive desde el principio, que los absorba y los impulse a girar la página. Esto, a mi juicio, ocurre cuando los lectores reconocen a los personajes, su comportamiento, su entorno y su manera de hablar. Una manera de que el lector se sienta dentro de la novela o el cuento es que oiga ecos muy fuertes de lo que vive y piensa. Mi opinión es que es imposible conseguir la conexión de manera premeditada, a base de estudios de mercado.
• Escribe lo que quieras, infúndele vida y singularízalo vertiendo tu experiencia personal de la vida, la amistad, las relaciones humanas, el sexo y el trabajo. Sobre todo el trabajo
• A mi modo de ver, todos los relatos y novelas constan de tres partes: la narración, que hace que se mueva la historia de A a B y por último hasta Z, la descripción, que genera una realidad sensorial para el lector, y el diálogo, que da vida a los personajes a través de sus voces. Te preguntarás dónde queda la trama. La respuesta (al menos la mía) es que en ninguna parte.
• Desconfío de los argumentos por dos razones: la primera, que nuestras vidas apenas tienen argumento, aunque se sumen todas las precauciones sensatas y los escrupulosos planes de futuro; la segunda, que considero incompatibles el argumento y la espontaneidad de la creación auténtica.
• Me fío mucho más de la intuición, gracias a que mis libros tienden a basarse en situaciones más que en historias.
• Para que el lector se sienta dentro de la historia, concedo más importancia al escenario y el ambiente que a la descripción de personajes.
• Cuando un símil o metáfora no funciona, el resultado puede ser cómico
• La clave de escribir diálogos buenos, como en todos los aspectos de la narrativa, es la sinceridad.
• En última instancia sólo hay dos secretos: prestar atención a lo que hace la gente que te rodea y contar la verdad de lo que has visto.
• Considero que las historias siempre acaban hablando de gente, más que de acontecimientos. Es otra manera de decir que el motor son los personajes.
• Si sigues escribiendo narrativa descubrirás que todos los personajes que creas tienen algo de ti. Cuando te preguntas qué hará un personaje en determinadas circunstancias, la decisión que tomas se basa en lo que harías tú
• Si escribes una novela, si te pasas semanas o meses hilvanándola palabra por palabra, cuando la tengas acabada le deberás algo a ella y a ti mismo: descansar...y preguntarte por qué te has tomado tantas molestias, por qué le has dedicado tanto tiempo y por qué te parecía tan importante.
• …Si eres un principiante, permíteme el siguiente consejo: no bajes de dos versiones, una con la puerta del estudio cerrada y otra con la puerta abierta.
• Esta primera versión, la que se centra exclusivamente en la historia, debería escribirse sin la ayuda (ni intromisión) de nadie.
• El tiempo de descanso que le concedas al libro… depende exclusivamente de ti, pero considero que no debería bajar de seis semanas… Resiste a la tentación.
• Cuando haya llegado el día de la corrección (que puedes haber marcado en el calendario), saca el original del cajón. Si parece una reliquia comprada en unos encantes que ni recuerdas, si te parece algo rarísimo, es que estás preparado.
• Otra ventaja de haberte concedido seis semanas de recuperación es que te saltarán a la vista las lagunas más flagrantes de la trama o los personajes. No digo charcos, ¿eh? Me refiero a auténticas lagunas.
• Si todos tus lectores coinciden en que te ha salido bien, es probable que sea verdad. Son casos de unanimidad poco frecuentes, incluso entre amigos.
• Si todos los que leen tu libro dicen que falla algo, es que falla y conviene tomar medidas.
• Llamemos Lector Ideal a la persona para quien escribes. El Lector Ideal también es la mejor manera de calibrar si el relato posee el ritmo correcto, y si has introducido los precedentes de manera satisfactoria.
• En primavera de mi último curso en el instituto de Lisbon (o sea, en 1966) recibí un comentario manuscrito que cambió para siempre mi manera de enfocar las revisiones. Debajo de la firma del director, reproducida a máquina, figuraba a mano lo siguiente: «No es malo, pero está hinchado. Revisa la extensión. Fórmula: 2da versión = 1ra versión - 10%. Suerte.»
• «Oye, ¿tú escribes por dinero? La respuesta es que no, ni ahora ni nunca. Siempre he escrito porque me llenaba.